lunes, 3 de mayo de 2010

Ni caso a las rayas

Arianne Luis García
Resulta frustrante pasarte minutos y minutos en un paso de cebra esperando a que algún coche se digne a parar por fin, y poder cruzar la calle. La misma tónica se repite tramo tras tramo, día tras día.
A lo largo de un tramo de unos metros, como de casa al autobús, podemos encontrarnos por lo menos con la necesidad de cruzar dos o tres veces la carretera. Los semáforos son la mejor opción. Y estos nuevos en los que ponen los segundos te ayudan a que por lo menos así sepas cuanto tiempo te queda hasta poder cruzar. Aunque a veces se hace eterno, parece que los minutos duran el doble.
Pero los pasos de cebra acaban con los nervios de cualquiera. Al final, muchas veces hay que ponerse incluso en mitad de la carretera para que no les queden dos opciones, o te dejan pasar o te atropellan. Y en estas situaciones hay incluso conductores que son capaces de invadir el carril contrario con tal de no parar.
Aunque cuando somos nosotros los que vamos conduciendo también nos resulta un incordio tener que parar mil veces, parece que todos los transeúntes se ponen de acuerdo en querer cruzar la calle cuando pasas tú.

No hay comentarios: