martes, 11 de mayo de 2010

Como siempre, mirando por el cliente

Romina Cabeza Izquierdo
Mi queja de esta semana es algo curiosa, cosas que pasan. Hace unos dias tenía que comprar un regalo y bueno me decidí por un libro, pero eso es lo de menos. A ello me dispuse y como no tenía muchas ganas de caminar fui hasta el lugar más cercano sin saber la “sorpresa” que allí me esperaba. Todo muy normal, comienzo a mirar libros, hasta que al final me decido por uno y lo compro. Llego a la caja, lo pago y pregunto “es para regalo ¿lo envuelven aquí?” y con una cara no precisamente de amabilidad me señaló con su mano hasta esa imagen que acompaña esta queja. Sí, mi mirada siguió la dirección que m estaba indicando y me encontré con eso. Bueno pues como no hay que ser pesimista intenté envolver el libro, pero claro había un pequeño problema ¿Dónde están las tijeras?, pues no, no habían, sumándole a ello que de cinta adhesiva quedaba nada. Por lo que al no tener tijeras y menos cinta para pegar opté por coger un pequeño trozo de papel de regalo para envolverlo al llegar a casa, aunque la verdad es que me lo pensé bien, porque vaya cara que me pusieron. En definitiva, por dios que si se ofrece un servicio que se ofrezca bien, no a medias. Lo mejor de todo es el hilo que sujetada la cinta adhesiva (como muestra la imagen), muy gracioso la verdad. Después de esto he llegado a la conclusión que la gente no respeta lo ajeno, por ello quizás es que no habían unas tijeras. Así es que me quedo con ese viejo refrán que ya me decía mi abuelo “justos pagan por pecadores”

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