miércoles, 30 de junio de 2010

La tecnología en el fútbol no es un avance

NATXO UGARTE BARAKALDO

A raíz de los fallos arbitrales en el presente Mundial de fútbol, mucho se está hablando de incluir tecnologías para resolver acertadamente las jugadas dudosas. Los métodos son incontables: GPS, radar, satélite, láser, videorrepeticiones, etecé! Demasiadas chorradas diría yo. La grandeza del fútbol no sólo se nutre de los fallos y aciertos de jugadores o entrenadores, sino también de las pifias arbitrales. Los errores arbitrales hacen aleatorio el resultado de cualquier partido. Elevan a la exponencia más polisémica aquella reflexión de 'fútbol is fútbol' que bien asintió el cosaco Vujadin Boskov.

Puede que este punto de vista no comulgue mucho con el futbolista, entrenador o aficionado, pero al periodista le sirve de filón para destilar líneas y líneas el día siguiente en su artículo (y lo digo como futbolista, entrenador, aficionado y sobre todo, como periodista). Pese a que la falta de tecnología arbitral haya echado a España de tres mundiales (en Mexico'86 con el gol de Michel; en USA'94 con el codazo de Tassoti a Luis Enrique, y en Corea y Japón'02 con los garrafales fallos de Al Ghandur), sin ellos nos quedaríamos sin qué hablar.

Rearbitrar un fallo arbitral, podría equipararse a repetir el fallo de un jugador hasta que marque gol. ¿Que un delantero s resbala en un panalti? No pasa nada, se analiza el tiro en el videomarcador, y se repite. ¿Que un defensa se tropieza en el despeje? No cunda el pánico. Videomarcador y esta vez patadón a la grada. Puede que yo tan sólo sea un romántico, pero por culpa por la tecnología arbitral, el quinto mágico del fútbol, Zinedine Zidane, no habría abandonado los terrenos de juego por la puerta de atrás, ya que su expulsion de la final del pasado Mundial fue rearbitrada por el cuarto trencilla gracias a la video repetición. Otro ejemplo es el gol no adjudicado a Lampard del otro día. La falta de recursos tecnológicos permitió a Alemania cobrarse la revancha histórica del no-gol de Hurst que dio el Mundial de 1966 a Inglaterra. El fútbol es perfectamente imperfecto, y como tal, así debe comportarse. Con todas sus consecuencias.

::VIDEO:: Gol de Lampard a Alemania (2010) y no-gol de Hurst a Alemania (1966)

domingo, 27 de junio de 2010

...realidades...

Ana García Echevarría

Hace unos días me di cuenta de que últimamente dedico las entradas del blog al mundo del desvarío personal. Pero es que es simple, sirve para evadirse, para tratar temas tormenta, para buscar polémicas privadas. ­Es lo que es y, a muchos, nos va la vida en ello. Es un mero entretenimiento. Y es que sumergiéndome, solo intento alejarme de la realidad social y política que me envuelve.
Ver un telediario se convierte en un ejercicio de masoquismo. Violencia, corrupción, pobreza, intolerancia… todo son malas noticias. Una ya se cansa de Gürtel, de que la prensa rosa sea premiada y reconocida, de que la derecha europea le siga riendo las gracias a Berlusconi, de que las farmacéuticas, apoyadas por la alta política, se hicieran de oro vendiéndonos la moto con la Gripe A, de que se ponga el grito en el cielo al intentar subir los impuestos a Cristiano Ronaldo y compañía, de que el mundo siga dando la espalda al pueblo saharaui…
Son muchos temas los que me han rondado la cabeza en el último año. Pero era más trivial hablar de mis cosas. Sin embargo, hoy es un buen momento para reflexionar. Allá por noviembre, casi aún en principios de curso, se celebró en Roma la ‘Cumbre del Hambre’. Una oportunidad para, simplemente, dar la cara, dejarse ver ante el mundo e intentar aparentar que se está intentando hacer algo.
Pero no. Los grandes dirigentes mundiales debieron pensar que eso no iva con ellos. Ninguno ha acudido a la Cumbre. Lo recuerdo entre los comentarios de las cañas de jueves. Le dieron la espalda a la realidad mundial, a mil millones de personas que sufren hambre en nuestro planeta, a una situación que hace que todos nuestros problemas parezcan de chiste. Ni siquiera se preocuparon en ponerse para la foto.
Los grandes se desentienden de un mundo que ellos han creado. Intervienen en guerras por petróleo, imponiendo gobiernos corruptos a su servicio, firmando acuerdos de cara a la galería o dictando aquí y allá que es lo que se debe y lo que no se debe hacer. Los intentos por reducir las desigualdades, por hacer un mundo mejor, no tienen cabida.
Para lo bueno y para lo malo, todo ha sido modelado por las grandes potencias. Unas potencias que volvieron a ocultarse ante aquello que habían contribuido a crear. Mientras, seguirán muriendo millones de personas por hambre en la tierra, y se lavarán sus conciencias con las ayudas puntuales que se destinan a labores humanitarias. Parches y más parches, sin un proyecto estructural y a largo plazo que ayude al crecimiento de los países más pobres. Interesan más calladitos, dependientes. Y nosotros, de crisis.

De limpio

Mª Jesús Serrano

La queja de hoy va dirigida a los nuevos contenedores de basura que ha instalado el Ayuntamiento de Bilbao. Su gran tamaño permite albergar mayor cantidad de residuos, evitando con ello que muchos ciudadanos decidan depositar éstos en el exterior del contenedor, pero trae añadido unas dificultades de uso debido a sus dimensiones.
Es difícil accionar la barra metálica que hace de palanca, ya que el peso de la tapadera requiere mayor esfuerzo para abrirla, por lo sería necesario realizar un salto a cuerpo completo para conseguir la presión adecuada que permita elevarla, al tiempo que ésta parece darte en la cara.
Por otro lado, tampoco es raro en los días de lluvia que la presión ejercida para abrir el cubo proyecte el agua que los baña, así como su altura invita a encestar la basura más que a depositarla.

...balonazos...


Ana García Echevarría
No hará mucho que un amigo me comentó, entre café y cigarrillo, que se había puesto de moda aquello de “si algo no me gusta, monto un grupo en Facebook”. Su queja no carecía de argumentos, tampoco de razón, pues bien parece que con sumarnos a una movilización mundial podremos llegar a cambiar el mundo. Sin embargo, mejor hacer eso que nada. Algunos temas han conseguido llegar a la sociedad, ser conocidos o denunciados. Tenemos el grupo “yo también creo que las palomas traman algo”, pero también los hay que merecen la pena. Hace unos meses fundaron una de estas iniciativas a tener en cuenta bajo el titulillo “Queremos una prensa deportiva inteligente”. Todo apunta al miedo colectivo viendo que, de un tiempo a esta parte, los diarios deportivos están tomando un rumbo bastante peligroso. Rozan el amarillismo más extremista. Siempre tiró cada uno por su lado, pero nunca con tanto énfasis por despreciar al contrincante. Asusta. Ya no interesa el fútbol y los otros deportes nunca han importado demasiado. La competición parece una escusa, sólo importa el circo que se mueve alrededor de unos colores. Los periódicos llegan a ser medios oficiales, resultando imposible encontrar simples críticas a Florentino o a Laporta en cada uno de los diarios que ‘manejan’. Por eso debería ser obligatoria una prensa deportiva que dejase de lado posiciones tan partidistas y fanáticas. La opinión y la crítica siempre son necesarias, pero sin contaminación ni intereses ocultos. Una prensa de calidad. Al menos, como pide el grupo de Facebook, una prensa que “no nos tome por idiotas”. En nuestros medios existen firmas más que consagradas que demuestran que el deporte y la buena información no tienen por qué estar reñidos. Pero la realidad es otra. El futuro de un periódico ‘inteligente’ sería muy complicado. Y es que la gran mayoría de consumidores de prensa deportiva demandan la información que los diarios ofrecen. Los lectores de Marca cada día son más, pese a la deriva radical que está tomando el periódico. Los otros diarios siempre han sido así. España está llena de ultras en todos los ámbitos. La política y el deporte los más claros ejemplos. Y por desgracia, ellos parecen ser mayoría.

...Volver...

Ana García Echevarría
Echar la vista atrás, cerrar los ojos y volver a dónde un día te llevaron de la mano. Mis vacaciones en familia fueron siempre del norte. Aquel pueblo pesquero olía diferente. Nuestros días de costa y calabobos tenían un algo que aún soy capaz de notar. He guardado muchos detalles de sus rincones y mantenido la promesa de volver. Hoy no mido lo que medía entonces. Entonces, mi cuerpo entraba en los cachivaches del tiovivo que han sustituido por una explanada para aparcamientos. La barandilla barroca del paseo había desaparecido. Ahora es una moderna estructura metalizada, de un material muy similar al de los bancos de la plaza central, antes de madera y considerablemente más acogedores. La taberna del pescador tenía una piscina de cigalas sin fondo que hoy me llegaba a la altura de la rodilla. En aquella villa marinera me compraron mi primer bañador, en una mercería que vendía ropa interior para mujercitas. La tienda había cerrado para dejarle la parcela a una sucursal bancaría de corte futurista. Toribio manejaba el cotarro del hostal de carretera, su mujer mandaba en las cocina, los hijos del matrimonio atendían a la clientela y sus nietas me llevaban después de cenar a jugar con sus trastos. Los veteranos sólo se pasan por el negocio familiar de visita porque toda responsabilidad laboral está ya en la segunda generación. Una de las nietas, que trabaja en un gabinete de abogados en Barcelona, había vuelto para la boda de su mejor amiga. ¿Cuánto queda de aquel esperado lugar? Posiblemente la esencia y el recuerdo. Todo cambia en evolución, pero sigo enamorada de la bohemia del antaño. Hay cambios por naturaleza evitables, pero los hay de error prescindible.

jueves, 24 de junio de 2010

El cántaro de Italia se ha roto de tanto ir a la fuente


NATXO UGARTE BARAKALDO

"Ufff..." Así, aliviados, al unísono resoplamos todos cuantos ocupábamos el bar de Julio en el instante en el que Howard Webb pitó el final del partido. Italia había caído 2-3 contra Eslovaquia y estaba fuera del Mundial en la fase de grupos. Algunos agoreros y diezmados de espíritu (entre los que se incluye un servidor) pensábamos que de nuevo, la Azzurra lograría clasificarse del mismo modo que me estoy sacando yo la carrera de periodismo: apelando a la ley del mínimo esfuerzo. Pero no. Esta vez no. Ufff... (otra vez).

Aún no lo sabemos, pero estamos ante el final de una era. Se ha roto un maleficio (un bueneficio si es usted italiano). Y me explico. Italia, es la única selección capaz de salir campeona de un Mundial ganando sólo cuatro partidos de siete disputados. La única capaz de clasificarse para la fase final de la Copa del Mundo sin ganar ni un sólo partido de la fase previa. La única capaz de marcar un gol en el minuto 1, y aguantar con ese resultado sin tener la posesión del balón. La única capaz de desmontar la teoría aquella del malogrado juanito que decía: "90 minuti son molto longo". Pero es que ese es su estilo de juego. De hecho, ese modo de jugar, es conocido por un nombre italiano, il Catenaccio. Y eso le ha valido a la tetracampeona del Mundo para ser eso, tetracampeona del Mundo. Sin embargo esta vez no tocaba.

Italia ha caído del fino hilo por el que acostumbraba a hacer piruetas con los ojos cerrados. Y eso que en el último minuto del tiempo añadido, allá por el 96, ha podido llegar el gol de la clasificación en una clarísima ocasión, pero no. No era el día, algo ha cambiado. Italia ya no será campeona, y es que, tanto va el cántaro a la fuente, que al final termina rompiéndose. O como diría Juanito: "Tanti arriva il cantaro a la fontana qui finaliza quebrando".

miércoles, 23 de junio de 2010

Correr el velo

María Jesús Serrano Narváez


Cuando el escenario político español está que trilla, no hay mejor manera de distraer a la opinión pública que suscitando el debate por aspectos bien alejados de la realidad y sus problemas, como son en estos momentos la crisis y la reforma laboral, sacando de la noche a la mañana a colación burka sí, burka no, con la propuesta de una legislación a nivel estatal y la correspondiente trifulca entre los líderes de los partidos políticos.
Hoy me despierto y me encuentro a las diversas secretarias de los grupos políticos argumentar porqué el burka no, señoras que quizás desconocen, como la mayoría de los presentes occidentales, no ya sólo las leyes coránicas y la cultura islámica, sino la propia opinión de aquellas mujeres a las que se han empecinado en liberar. Palabras como prohibición o erradicación de prendas que atentan contra la dignidad de las mujeres, no cesan de aflorar en el espectro mediático y en el discurso político de estos días. 
Hoy en día, la sociedad está plagada de costumbres y prácticas que atentan contra la dignidad y la igualdad de las mujeres, como la percepción de un salario inferior al del hombre, la servidumbre doméstica o la asunción de roles pasivos que el entorno nos impone. Pero claro, el burka o el hiyab hacen más daño que todo eso, la carga sociocultural que cae como una losa sobre todas las mujeres; por lo que es necesaria su regulación en el congreso -en vez de hacer que se cumpla realmente la Ley de igualdad que el mismo aprobó-, y hacer que muchas mujeres musulmanas se queden en casa.




lunes, 21 de junio de 2010

Sherpa, el héroe olvidado de la montaña

NATXO UGARTE BARAKALDO

No figuran en los libros, sus nombres son más difíciles de pronunciar y no copan las portadas de los periódicos ni acuden a las televisiones contando sus aventuras. Son eslabones olvidados de la historia del montañismo y poco se conoce de ellos, sin embargo, esa historia no habría podido escribirse sin ellos: los sherpas.

La palabra sherpa es un gentilicio que signfica 'hombre del Este'. No obstante, su utilización se ha relacionado siempre con un fin casi despectivo que hace referencia a la profesión de guía y porteador del hombre blanco. Los sherpas son pobladores del Himalaya, y como tales, son conocedores de la geografía del lugar y están adecuados al extremo clima que allí se da. Pero eso es todo. Andan, respiran, sufren y mueren igual que nosotros. Sin embargo, por lo común, la idiosincrasia occidental no lo cree así, ya que nuestra cultura siempre ha tendido a infravalorar su labor.

Mientras que en el Primer Mundo alabamos y admiramos a quien corona las grandes montañas del Himalaya por hobby, en los suburbios del mundo subdesarrllado habitan personas desconocidas que han logrado grandes hitos en la historia del alpinismo, y no por diversión, sino normalmente por necesidad, por lograr dinero con el que dar de comer a sus familias. Pero nadie se acuerda de ellos. Nombres como Tenzing Norgay (el primer hombre que subió al Everest junto con Edmund Hillary), Temba Tsheri (coronó el Everest con 16 años), Pemba Dorjie (record de ascensión al Everest en 12 horas, 45 minutos) o Appa Sherpa (holló la cima del Everest 19 veces), forman parte de la ignorancia de un mundo donde no importan los hechos, sino la condición social de quien lo logra.



www.Tu.tv

La bolsa

María Jesús Serrano

Esta queja va dirigida a una gran superficie de procedencia francesa, cuyo nombre empieza por -c y termina en -r, y a su último invento de sacar dinero a los consumidores, la campaña medioambiental donde la única información que se da para sensibilizar a la población es el precio de la bolsa de plástico, esa que antes iba incluida con la compra, y folletos informativos con la fecha de retirada de las bolsas gratuitas.
El mes de Diciembre de 2009 fué el momento de poner en práctica dicho acometido ecológico, y el mes de Mayo la fecha de su paliamiento. Las quejas de la clientela han hecho declinar esta iniciativa que poco de campaña sensibilizadora ha tenido.
El cobro de las bolsas biodegradables, tanto que se friccionan con el lanzamiento del yogur;  cuyo precio ha ido descendioendo hasta su absolución en muchos establecimientos, sumado a la variada oferta de packs de bolsas no tan biodegradables como las que cobran para trasladar la compra acasa, dejan en evidencia la última estrategia de mercado ideada por la compañía.

...lo que fuimos...

Ana García Echevarría

En ella veo toda mi vida y parte de la suya. Su mirada es la suma de todos nuestros recuerdos, los intermitentes que le quedan  y los que guardo yo por ella. La que fue cintura de talla pequeña se dejó moldear por el paso del tiempo al antojo de lo que viniera, sin lamentarse por ello. Fueron las arrugas de la frente las que se encargaron de recordárselo conforme aparecían. Pero la memoria no exterioriza el deterioro sobre la mesa. Juega al despiste con su edad y viene como se va. Sonríe cuando no sabe qué decir y se da la vuelta. Son ya demasiadas preguntas sin respuesta. Deja los lamentos para cuando se acuerda, llora sola si me despista y aprende a vivir todas las mañanas. Está educando a sus recuerdos para mantenerlos al calor  y a mí, a mi no ha dejado de quererme. Fue madre de mi padre aquel día que hoy no cuadra en sus pasados, sin número, sin mes. Aurora es aurora cada día, amanece porque teme los ocasos y escribe notas en una libreta tan extraña como de toda la vida. Yo tengo una igual, me la regaló ella hace cuatro años, pero lo sabrá solo si se lo cuento.  Sigue estando enamorada del hombre que se nos fue, mira su fotografía por las noches para que no se le marche más lejos. Entonces sí, entonces vuelve a ella y se recuerda como ayer. No puedo quejarme de aquello que nos traiga esta vida, porque hemos tenido el gusto de probarla. Aunque me sepa tan dulce como salada. Estamos aquí. Para ser y para tener que reescribir nuestra vida si así nos tocara. Porque, ¿Qué sería la vida ausente del recuerdo?

domingo, 20 de junio de 2010

Mª Jesús Serrano

 Hoy me quejo de Bizkaibus, seguramente el servicio de transporte público más costoso del Estado.
Varios son los motivos o factores que invitan a quejarse de esta compañía, y es que no solo el coste en moneda, sino el tiempo, son elementos que juegan un papel importante a la hora de prestar este tipo de servicios.
 Para empezar, la inexistencia de un bono especial para universitarios es algo llamativo, ya que todo servicio público que se precie tiene tarifas especiales para colectivos como estudiantes, ancianos..., más teniendo en cuenta las características de desplazamiento que presenta el País Vasco, donde acuden diariamente a Leioa alumnos de todos los muncipios de Bizkaia y otras provincias, lo que hace aún más incomprensible la ausencia de este tipo de tarifas.
Por otro lado, la cantidad de vehículos puestos a disposición es limitado, teniendo en cuenta que el campus se encuentra en un núcleo poblacional donde no residen la mayoría de alumnos que acudimos a la facultad a diario. Las líneas son insuficientes, los recorridos largos, con lo que el trayecto diario de ida y vuelta se convierte en una pérdida sustancial de tiempo en detrimento del alumnado y en beneficio de la empresa. Por último, también es criticable el espacio reducido de los autobuses y su mantenimiento, ya que no es inusual en días de aguacero recibir en la mollera alguna que otra gota.

viernes, 18 de junio de 2010

El honor negado a George Mallory

NATXO UGARTE BARAKALDO
"¿Por qué escalar el Everest? Porque está ahí",
George Mallory

Mallory at Cambridge.

El 29 de mayo de 1953 es la fecha marcada en el almanaque de cualquier alpinista como el día en el que el punto más alto de la Tierra se situó bajo los pies de un ser humano por primera vez. El día en el que el diamante embruto del Himalaya fue pulido por la grandeza del hombre. El honor y la gloria de aquella proeza fueron para Edmund Hillary y su incansable sherpa Tenzing Norgay. La leyenda... no. La leyenda quedó reservada para dos hombres cuyo recuerdo tambalea la verdad aceptada: George Mallory y Andrew Irvine.

Andrew Irvine y George Mallory. Everest, 6 de junio de 1924

Han pasado casi noventa años desde que estos dos británicos desaparecieran en las cercanías de la cumbre del Everest. Y es aún un enigma si alcanzaron o no la cumbre. Las investigaciones para esclarecer el misterio se han centrado en descubrir si fallecieron ascendiendo -antes de llegar a la cima- o si perecieron en el descenso -después de hollar el Techo del Mundo-. Es probable que jamás se averigüe, pero también es posible que toda esta discusión esté más cerca de ser solucionada de lo que muchos piensan.

La última gran conquista
En los años 20, el Himalaya era conocido como El Tercer Polo. Se había cerrado ya la época de los grandes descubrimientos, y la cordillera nepalí era el último gran tesoro para el insaciable deseo de conquista del hombre. George Mallory, sacudido por esta fiebre de conquista, abandonó su profesión de maestro para formar parte de las primeras expediciones a la zona. Todas las tentativas fueron llevadas a cabo por expediciones británicas. En aquel tiempo el Reino Unido contaba con algunos de los mejores montañeros del mundo y Mallory era el más sobresaliente.

George Mallory (right) and Siegfried Herford at Penny Pass, December 1913.
Mallory (dcha) junto a Siegfried Herford en el Paso Penny, Gales. Diciembre 1913.

Mallory fue un joven inglés que comenzó ascendiendo picos menores de los Alpes y el Himalaya para obtener experiencia acerca de la geografía y de la región. Pero no fue hasta 1924, a sus 37 años de edad, cuando inició la mayor aventura de su vida. Sus ansias de superación, su carácter indómito y la fortaleza que mostraba en las condiciones más extremas lo habían convertido en un héroe nacional. Su amigo el coronel Edward Norton aseguraba que Mallory era el prototipo de montañero.




Se caracterizaba por ser ligero, ágil y activo, dotado de un paso excepcional ascendiendo y descendiendo y con insuperables dotes de equilibrio y habilidad en roca, nieve y hielo”,
Edward Norton


Con tales aptitudes resultaba imposible que su nombre no figurase dentro de la lista de la expedición británica organizada en 1924 para asaltar definitivamente la cumbre del Everest. El primer intento había sido en 1921. En él se descubrió el camino hacia la montaña a través de un misterioso y desconocido valle del Tíbet que ascendía hasta los 7.000 metros de altura. La siguiente expedición se realizó en 1922. En aquella ocasión los integrantes se retiraron después de que una avalancha de hielo y nieve sepultara a siete de los sherpas contratados.

Mallory había conseguido en 1922 llegar a los 8.330 metros de los 8.850 con los que cuenta la montaña, una altitud que no había alcanzado nadie antes. Esto fue lo que hizo creer que la expedición de 1924 sería la definitiva (foto). Además era su última oportunidad. Mallory había prometido que ésta sería su última tentativa al Everest, consiguiese hacer cima o no, ya que su edad no le permitiría abordar otro intento con éxito. Tras unas semanas de aclimatación, los montañeros y los sherpas iniciaron los primeros ascensos. Pero no fue hasta el 6 de junio cuando prepararon los equipos para el asalto final.


Expedición al Everest, 1924.
Arriba, de izquierda a derecha: Andrew Irvine, George Mallory, Edward Norton, Noel Odell y John Macdonald.
Abajo: Howard Somervell, Geoffrey Bruce, Edward Shebbeare y Bentley Beetham.
(Foto: 5 de junio, Campo Base)

Inicio del ascenso
Mallory, apodado "Caballero Galahad" por ser un romántico acérrimo del alpinismo, consideraba poco deportivo coronar cumbres ayudado con bombonas de oxígeno. Sin embargo, vistas las dificultades de lograr su objetivo sin ellas, su equipo le obligó llevarlas consigo.

Última foto.
Ésta es la última foto existente de Andrew Irvine y George Mallory con vida.
Fue tomada en el Campo Base, al amanecer del 6 de junio de 1924.

El 6 de junio, al amanecer y acompañado por un joven técnico en oxígeno, Andrew Irvine, de tan sólo 22 años, Mallory inició la ascensión al Everest desde el Campo Base por su cara norte con la intención de hacer cima tres días después. Durante la subida alcanzaron a Howard Somervell, un compañero de la expedición que se estaba quedando sin fuerzas y que sufría congelaciones. Somervell era el encargado de abrirles el camino, y ante la llegada de Irvine y Mallory decidió desistir en su intento de hollar la cima con ellos. No obstante, antes de darse media vuelta, entregó a Mallory una cámara Kodak de fotos para retratar la instantánea en caso de alcanzar la cumbre.

En el Campo Base, Noel Odell (foto), geólogo y documentalista gráfico de la expedición, seguía por el telescopio los pasos de sus compañeros hacia la cumbre. Así, el 8 de junio, hacia la hora del mediodía, descubrió una 'fascinante visión' que describía así:


"De entre las nubes se abri´un claro. Entonces toda la arista somital y la cumbre del Everest se hallaban despejadas. Mis ojos quedaron fijos en el pequeño punto negro que se recortaba en una cresta de nieve situada debajo de un resalte rocoso de la arista; el punto negro se movió. Entonces apareció otro punto negro que se desplazó por la nieve hasta reunirse en la cresta con el primero. Este se aproximó entonces al gran escalón rocoso y al poco apareció en lo alto; el segundo le imitó. Entonces, toda aquella fascinante visión se desvaneció, una vez más envuelta en nubes".
Noel Odell.

Aquella fue la última vez que se vio a Mallory e Irvine con vida. Ya nunca más se volvió a saber de ellos. Tan sólo les faltaban 150 metros para alcanzar la cumbre y con esa reducida distancia, pese al mal tiempo, ningún obstáculo les habría impedido avanzar hasta ella, en parte porque, como dijo un miembro otra expedición y amigo de Mallory llamado Geoffrey W. Young, “Mallory era Mallory”.
Después de conocer a Mallory, puedo afirmar que si para la mayoría de alpinistas es difícil retroceder cuando lo más duro está superado, para él habría sido simplemente imposible. Mi hipótesis es que murieron en el descenso, como sucede en la mayoría de casos, y que la montaña fue coronada antes por la sencilla razón de que Mallory era Mallory”,
Geoffrey W. Young.


No obstante, su fin no fue más que el comienzo de la leyenda. ¿Llegaron a pisar la cima?. Esta incertidumbre continúa hoy en día y es uno de los misterios mejor guardados de la humanidad.

Pruebas de la hazaña
En 1933 los montañeros Percy Wyn-Harris y Wager Watkins, en una expedición de reconocimiento del Everest,  descubrieron el piolet de Irvine (foto) a 8.400 metros de altitud, bajo el primer escalón, lo que para ellos indicaba el punto en el que el escalador había caído, “porque es imposible que un montañero lo abandone deliberadamente”.

En 1975, el escalador chino Wang Hongbao que se encontraba en pleno ascenso, informó al campo base estar junto al cuerpo de un escalador inglés cerca de la cima. Al tocarlo, parte de la ropa se desintegró en sus manos, e indicó que el cuerpo debía llevar allí décadas. Desgraciadamente el alpinista chino le sorprendió una avalancha y falleció al día siguiente descendiendo, sin que se llegara a precisar el lugar en el que vio dicho cuerpo. Todo el mundo aceptó que aquellos eran los restos de Andrew Irvine, quien hoy por hoy, aún sigue desaparecido.

Asimismo, en 1991 se localizaron las botellas de oxígeno empleadas por los dos montañeros británicos en 1924. Se hallaban ocultas en un recoveco rocoso. Todo indicaba que algo anormal les había sucedido. Se llegaron a dos conclusiones: la primera es que ambos compañeros decidieron prescindir de ellas bien porque les faltaban muy pocos metros para alcanzar la cumbre. La segunda asegura que las abandonaron a la bajada porque no las necesitaban durante el descenso. Ésta segunda opción es la más probable, ya que Irvine necesitaba oxígeno para escalar debido a la faringitis que padecía en aquel momento. Tampoco Mallory se encontraba en condiciones de respirar el aire frío ya que estaba aquejado de terribles accesos de tos.

Hallazgo del cuerpo de Mallory
El paso del tiempo sumió en el olvido la muerte de Mallory hasta que en 1999 un equipo de la BBC decidió desplazarse hasta el Everest para intentar localizar el cuerpo del montañero y averiguar si el fallecimiento le sobrevino durante el ascenso o durante el descenso de la cumbre. ¿Cómo podrían saberlo? Muy fácil: a través del análisis del cuerpo y de las posibles heridas que presentara. Los miembros de la BBC siguieron las huellas de las diversas expediciones que a lo largo del tiempo habían ido encontrando objetos pertenecientes a Irvine y a Mallory.

Con estos precedentes, los periodistas buscaron en la zona sin éxito hasta que el 1 de mayo, durante un reconocimiento rutinario, Conrad Anker se percató de que de una mancha blanca sobresalía “un pie descalzo, con el talón hacia arriba y los dedos apuntando hacia abajo” (foto 2). ¡Era el cadáver de George Mallory! (foto 1). Rápidamente el cuerpo fue sacado de la nieve junto con todas sus pertenencias y hoy, por fin, se conocen los datos que recomponen, con mayor o menor fiabilidad, lo que pudo suceder realmente en aquella trágica jornada de 1924.

Cadáver de George Mallory.
Fue encontrado el 1 de mayo de 1999, después de 75 años en la montaña.
El cuerpo aún permanece allí, intacto gracias a las bajas temperaturas. Incluso conserva el cabello.

Sus piernas.
Las piernas de Mallory demuestran que sufrió una dura caída. 
Se ven destrozados, sobre todo la tibia y el peroné derechos, que están partidos.

El descubrimiento del cuerpo de Mallory ha dado lugar a análisis que han derivado en sorprendentes conclusiones. El cadáver de Mallory fue encontrado boca abajo, con los brazos estirados y las manos abiertas y sin guantes. Una posición extraña, ya que lo normal sería haberlo hallado retorcido y acurrucado, como suele ser habitual en los accidentados por caídas. Parecía como si Mallory se hubiese derrumbado en la nieve mientras caminaba y no hubiera sido capaz de volver a levantarse.

Alrededor de la cintura y en bandolera llevaba atada una cuerda que estaba partida, lo que indica que Mallory cayó desde una altura considerable. Tal vez Irvine intentó detener la caída de su compañero con la soga, que al recibir la sacudida, se partió, frenando, en parte, el descenso brusco de Mallory, que podría haber sobrevivido durante unas horas a los golpes. Sus heridas demostraban que había sufrido una fuerte caída. El hombro estaba dislocado y la tibia y el peroné derechos, rotos. Asimismo, presentaba una incisión profunda en la frente, una costilla rota y moratones a lo largo del tronco.

Pese a las heridas antes reseñadas, ninguna de ellas sugiere una caída desde gran altura (cientos de metros), lo que apunta que la muerte seguramente se produjo durante el descenso. Ello se explica porque los alpinistas siempre tienen más cuidado al descender que durante la subida y por ello escogen caminos más largos pero más seguros.

Asimismo, en el bolsillo del cadáver de Mallory estaban sus gafas de sol (foto), lo cual indica que la muerte le sobrevino de noche. Como partieron al amanecer, tuvieron todo el día para alcanzar la cumbre y al llegar la oscuridad y no llevar linterna prefirieron dormir en el campamento base a hacerlo en cualquier grieta al resguardo del viento.

Peor suerte debió de correr Irvine. Su cuerpo permanece todavía bajo las nieves del Everest. Ahora la pregunta es: ¿el accidente se produjo durante el ascenso o durante el descenso de la cumbre? Esta cuestión también ha podido ser contestada. Las pruebas indican que lo más probable es que Irvine y Mallory murieran durante el descenso, arrebatando a Hillary, de este modo, el honor de haber sido la primera persona en coronar el Everest.

Detractores
Como en todo este tipo de historias, existe quien rechaza rotundamente estas teorías. Entre uno de esos detractores se encuentra el mítico Reinhold Messner, quien tras el hallazgo del cadáver de Mallory declaraba:

"El hallazgo de Mallory demuestra lo que siempre pensé: nunca hicieron cima. En 1924 el Everest sólo podía escalarse por el pasillo Norton, donde había fracasado días antes el coronel Edward Norton. Mallory no tomó esa ruta, la única que le habría llevado hasta la cima, sino que cogió otra y llegaron al Segundo Escalón, a 240 metros de la cumbre. Imposible de trepar, al menos hasta 1975, cuando se fijó una escalera de aluminio", Reinhold Messner.

A pesar de ello, el alpinista chino Yin-Hua logró cruzar dicho paso y alcanzó la cima por el Paso Mallory en 1960. Cierto es que para ello tuvo que quitarse los guantes, descalzarse las botas y sacarse los calcetines, lo que le llevó a sufrir las amputaciones de los dedos del pie. Sin embargo se trataba de un escalador poco experimentado, y demostró sufactibilidad. También consiguió coronar el Everest cruzando el Segundo Escalón (foto) la alpinista británica Alison Hargreaves en 1995, y lo hizo en solitario.


Entonces, con estos precedentes, ¿por qué no pudo haberlo hecho cuatro décadas antes Mallory, mucho más experimentado, motivado e ilusionado? Tanto la alpinista británica como el chino afirman que existen las suficientes grietas, repisas y fisuras como para poder ascender con relativa seguridad. Contra Mallory pesa el rudimentario vestuario que se utilizaba en aquella época: botas, guantes, piolets, y el gran peso que acarreaban (foto)

Vestimenta de 1924.
Ésta es una replica fidedigna del vestuario y equipamento que se utilizaba en 1924.

Pese a ello, el misterio sigue en el aire, y en caso de resolverse algún día en favor de George Mallory, la humanidad y la historia deberá rendir pleitesía al hombre al que se le ha negado el honor de ser el primero en situarse en el punto más alto de la Tierra.

"A la pregunta de cuál es la utilidad de escalar el pico más alto del mundo, debo decirles que ninguna. No se persigue unfin científico; simplemente la gratificación de un impulso, el deseo indómito de descubrir lo inexplorado que late en el corazón del hombre. Conquistados los polos, la poderosa cumbre del Everest permanece ante los ojos del explorador como la única gran conquista posible",
George Mallory.

Yo personalmente me quedo con las palabras de Chris Bonington:
"Sí, me encantaría que lo hubieran conseguido, aunque nunca lo podamos saber".
María Jesús Serrano Narváez

Al límite

Hoy me quejo del tiempo, y es que al parecer esta imagen se repite cada año. Todos cojemos las cámaras y observamos acongojados como la ría de Bilbao topa con los edificios que lindan. A pesar del período estival en el que nos encontramos, el mal tiempo no cesa y las lluvias torrenciales que han caído el miércoles en todo el Cantábrico hacen sospechar que todavía falta un tiempo para tomar el bronceado.
Muchas son las quejas de vecinos y comerciantes de la necesidad de encauzar el río, llamamientos de alarma de los medios de comunicación de cómo las olas del Nervión bañan el Arriaga y las entidades públicas advirtiendo de los posibles destrozos en coches, garajes o zonas bajas como el Casco Viejo. Tras varias horas de espectación todo vuelve a la normalidad, y vemos imágenes de como la señora vuelve a sacar a pasear a su perro en las laderas de la ría, pero es posible que algún día el río se desborde, como ya sucedió varias décadas atrás, por tanto sería buena iniciativa acometer de una vez las obras que impidan que estos pequeños desastres naturales se repitan en nuestras retinas cada año.

miércoles, 16 de junio de 2010

La eterna tortura de Moacyr Barbosa

NATXO UGARTE BARAKALDO

Desde que el fútbol naciera como deporte no se recuerda que una persona pagase un precio tan alto por encajar un gol como el que fue obligado a saldar Moacyr Barbosa.

Moacyr Barbosa fue uno de los mejores porteros de la historia del fútbol. Hoy nadie lo conoce. Pero así fue. Su amplio palmarés le avala. Barbosa era reconocido en los años 40 como el mejor arquero de su tiempo. Defendió prácticamente durante toda su carrera la portería del Vasco de Gama, y aún hoy, es el jugador que más títulos ha conquistado con la ‘cruzmaltinha’. Pero su vida dio un vuelco de 180 grados en el estadio nacional de fútbol “Jornalista Mario Filho”, más conocido como Maracaná, precisamente el mismo que le vio encumbrarse al olimpo del fútbol mundial.

El 16 de julio de 1950, Maracaná albergaba desde las 10 de la mañana 250.000 almas para presenciar el último partido del Mundial Brasil’50. Por aquel entonces, no existía el formato de semifinales y final, sino que los cuatro semifinalistas (Suecia, España, Uruguay y Brasil) se medían en una liguilla a partido único para resolver el vencedor. El azar quiso que el último partido lo disputasen los dos mejores equipos del torneo, y del cual saldría el campeón del Mundo: Uruguay y la anfitriona Brasil.

La Canarinha, había logrado la etiqueta de gran favorito, porque además de ser el anfitrión del torneo, había goleado por 7-1 a Suecia, y 6-1 a España en los dos primeros partidos de la fase final, mientras que Uruguay había cosechado unos discretos resultados al imponerse a los suecos 3-2 y empatar a dos tantos contra los españoles. Por tanto el campeón se determinaría en el último partido entre los dos combinados sudamericanos, ya que España, quien se había clasificado gracias al gol de Zarra (foto), perdió todas sus opciones de hacerse con el título al caer derrotado ante Suecia.



Debido a que Uruguay había logrado 4 de los 6 puntos disputados y Brasil había sumado los 6 al solventar positivamente sus dos encuentros, a los ‘cariocas’ les bastaba un simple empate frente a los ‘charrúas’ para alzarse la Copa Jules Rimet (antiguo nombre de la Copa del Mundo).

A las 15.30 horas dio comienzo el encuentro ante un país enfervorizado que llevaba varios días festejando la más que segura victoria de la ‘canarinha’. Muchos periódicos tenían ya preparadas las portadas del día siguiente y las calles estaban predispuestas y adornadas con carrozas para recibir a los once héroes brasileños. Estaban previstos una serie de eventos (fuegos artificiales, grandes celebraciones, felicitaciones de los altos mandos de la nación...) y además, se iba a conceder un día de fiesta nacional por la consecución del campeonato del mundo.

Brasil vivía en un tremendo éxtasis. Una euforia que estalló por completo cuando a las 16:32, apenas comenzada la segunda mitad, Albino Friaca anotaba el primer gol de la final, poniendo a su selección con más de pie y medio en la cumbre mundial del fútbol. En ese momento el capitán uruguayo Obdulio Varela, apodado ‘El Negro Jefe’ (foto), en un alarde de liderazgo, recogió el balón de las mayas y lo guardó bajo su axila derecha, entre su brazo y su cuerpo, como si quisiera protegerlo del clamor popular, como si intentase tranquilizarlo por la tempestad que se avecinaba, y a paso firme, fue ungiendo de moral y ánimo uno por uno a todos sus compañeros.

Tras la reanudación, el equipo celeste, crecido gracias al aliento de su capitán, se volcó al ataque, y a falta de 23 minutos para el final del encuentro, ‘el Diablo’ Schiaffino, jugador del Peñarol de Montevideo, conjugaba con Alcides Ghiggia por la banda derecha y colaba el balón en la escuadra izquierda del arquero carioca, Moacyr Barbosa (foto).

Todo Maracaná, se sumió en un gran silencio, pero a los pocos segundos siguieron los cánticos y los festejos, porque Brasil, pese a agotar su margen de error seguía siendo campeona del Mundo. No obstante, 13 minutos más tarde, Ghiggia de nuevo, recibió el balón en la banda derecha, junto a la línea de cal y tras recorrer 40 metros sorteando jugadores amarillos, se plantó dentro del área. Barbosa, con la jugada del gol de Schiaffino aún en mente, se apresuró a tapar el más que posible pase de la muerte al nueve carioca, tal y como había sucedido 13 minutos antes. Sin embargo, Ghiggia, prácticamente sin ángulo, ejecutó un milimétrico disparo entre el defensa local Bigode y el poste de Barbosa, sin que este pudiera hacer nada (foto).

Maracaná y todo Brasil enmudecieron y se ahogaron en un silencio temperamental. Un silencio tan profundo que cuando ocurre, los oídos pitan, los latidos del corazón descienden, y una sensación de vértigo recorre el cuerpo. Esta sensación hace que un nudo atasque la garganta e impida que el aire llegue a los pulmones. Entonces el corazón deja de bombear sangre durante unos segundos y comienza a manar chorros de decepción y angustia. Estos segundos se convirtieron en 50 largos años para Moacyr Barbosa.

Barbosa fue el gran infectado. Fue señalado y humillado por todo su país. Brasil nunca le perdonó aquel último gol de la final, algo que le condenó de por vida. La vida de Barbosa se convirtió en un verdadero infierno de la noche a la mañana. Bastaba con que entrara a una panadería, para que todos los clientes huyeran como si hubieran visto a un fantasma. Sobre ésta y otras reacciones, Barbosa aseguraba que si no hubiera aprendido a contenerse cada vez que la gente le despreciaba, "habría terminado en la cárcel o en el cementerio". También recordaba el hecho más triste de su condena futbolística. “Fue una tarde de los años ochenta en un mercado. Me llamó la atención una señora que me señalaba mientras le decía en voz alta a su hijo: 'Mirá, ese es el hombre que hizo llorar a todo Brasil'".

Moacyr Barbosa trabajó durante más de veinte años en el lugar que le sepultó en el mundo futbolísico. Fue empleado en las oficinas de Maracaná, y de premio a su excelente labor y debido a que se acercaba una gran remodelación en el estadio, su jefe le ofreció los dos palos y el travesaño del fatídico arco que le mató en vida. Regalo que el portero no despreció. Convocó a sus amigos, y ante tanta expectativa creada, juntó un bidón de nafta y con un encendedor, prendió fuego a su simbólica “guillotina”. De esa forma el arquero pensó que eliminando a su testigo más cercano, podría exorcizarse del mote de “mufa” que le atribuyeron algunos, pero nada más lejos de la realidad.

En 1993 fue expulsado hostilmente (de manos del entonces segundo entrenador de Mario Zagallo), de una concentración de la selección brasileña, a donde Barbosa había acudido para desear suerte a los jugadores que luego ganarían el Mundial de USA´94. Poco antes de morir dijo desconsolado: “En Brasil, la pena mayor que establece la ley por un matar a alguien es de 30 años de cárcel. Hace casi cincuenta que yo pago por un crimen que no cometí y yo sigo encarcelado”. Otra frase que se le escuchó en sus últimos días fue: “No jugué yo sólo, éramos once”.


Barbosa falleció el 7 de abril del 2000, aislado y pobre. Quien fuera el mejor portero de su tiempo murió sólo. A su entierro asistieron a penas 50 personas, entre familiares y amigos, y no hubo ningún representante del fútbol carioca. Al día siguiente uno de los diarios más importantes de Brasil sintetizó la vida del guardameta en el título: “La Segunda Muerte de Barbosa”.

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Ana García Echevarría

Sabía que no lo había visto todo. Aún menos esa parte. Siento que la tecnología crece más rápido que yo. Mi día de ayer se gastó muy similar a la etapa que les caracteriza. Folios, moscas interesantes y curiosidades que no son vitales. Entre café y notas de clase me pocoyizaron. La gracia se originaría años atrás, en el salón comunitario de una residencia universitaria. Por aquella hacía gracia preparar el despertador para las nueve de la mañana, desayunar tostadas para nueve y aliviar nuestra culpabilidad ojeando los apuntes que tocaba ojear. De ruido de fondo la colección de programación infantil de cualquier antena sintonizada. La primera emitía por entonces un serial de muñequitos digitales de corte torpe y despistado. Pocoyo pretendía ganarse a los descendientes de la generación Barrio Sésamo. Y se los ganó. Ahora, nuestro particular síndrome de Peter Pan no ha dudado en usurpar los héroes contemporáneos para sus pasatiempos por las redes sociales. Ahora yo también puedo ser un personaje virtual de cara regordeta y ojos canica sin perder mi estilo. Si…ayer me pocoyizaron, mañana me tentarán para que participe en un cuestionario que me aclare qué fui en otra vida.

...sobre mojado...

Ana García Echevarría

Más de la mitad de mi cuerpo es agua, el globo terráqueo no es sino un gran lago redondo con pequeñas islas perdidas. Mi ropa, a principios de junio, no tiene que envidiar esa riqueza líquida a gran escala porque absorbe tanto como puede la humedad del escenario por el que transito. Vivo en una ciudad nebulosa, sometida a un bombardeo de lágrimas celestiales. Llueve…llueve sobre mojado. La urbe ha vuelto a los grises y fríos y a las melenas con cardado. Pero me gusta ver llover desde la ventana, me gusta esconderme debajo de los balcones y que los cinco minutos de agua me pillen sola por la calle. Me gusta saber que llueve si he visto al campo pedirlo, la sonrisa del agricultor que la rezó. Me gusta saciar mi sed y el tacto del agua en la bañera. Pero tan deseada como rechazada cuando ahoga, cuando inunda, cuando mata o cuando sobra. Son días bajo la lluvia, ojalá se hubiese quedado solo en eso. Pero nuestras tormentas son de claro oscuro, sombras invisibles de lo bonito y lo que daña. Ahora sé que llueve por el collage a gotas de los cristales y, entre tanto, otros perdieron su refugio.

domingo, 13 de junio de 2010

Agenda Siting

Mª Jesús Serrano Narváez

Erase una mujer a un ordenador pegada. De fondo la lluvia cayendo y el repicar de las campanas de Begoña..., es Bilbao. Mi crítica de hoy va dirigida al calendario de exámenes de la Universidad. Se supone que Junio es el mes de los exámenes por excelencia: trastornos del sueño, dietas irregulares, salidas esporádicas..., todo con el propósito de dar al traste con un año de docencia. En prácticamente una semana, los alumnos/as de cuarto hemos realizado la mayoría de exámenes del curso, asignaturas de primer cuatrimestre incluidas, quedando pendiente por examinar una asignatura a mediados del mes. ¿Qué pasa, es que Junio no tiene también 30 días? Ya sé que comienza el verano, que todos tenemos ganas de acabar, desconectar e irnos de vacaciones, pero sería más favorable para el alumno repartir los exámenes a lo largo de las cuatro semanas que componen Junio y tener un intervalo de tiempo mayor entre examen y examen, al menos para asimilar la materia de uno antes de comenzar con la del otro. También evitar que muchos tengamos que vernos en Septiembre.

...rebelión en la granja...

Ana García Echevarría

Algo se cuece en el gallinero universitario, algo demasiado oído y poco escuchado. Y yo, soy la primera ignorante parcial. Bolonia se presenta hoy como un cantautor encima del escenario, a expensas de críticas y aplausos que no condicionarán su existencia, sin embargo, muy a grandes rasgos sé cómo es la universidad del plan Bolonia. La culpa de un encogerse de hombros en señal de esa ignorancia podemos echársela al desinterés mayoritario que caracteriza a gran parte del alumnado. Informarse es una labor absolutamente personal y el interés de cada uno algo selectivo. Siento encima de los hombros un giro de tuercas a la rutina universitaria, con motivaciones y cambios que azotan a muchas caras de rechazo. Es de suponer. Ahí va uno de sus puntos criticados y señalado con mi propio dedo del interés selectivo. La evaluación se determinará atendiendo a los resultados de mi trabajo durante el curso. Un seguimiento diario del trabajo personal del alumnado mediante evaluaciones continuas, actividades no presenciales y trabajos en grupo, muy bien apoyado en el uso de todas las posibilidades que ofrecen Internet y las nuevas tecnologías TIC. No será cuestión de jugárselo todo en una primera y última batalla de conocimientos sobre papel pero, lo que por un lado me consuela, por el otro me ahoga. Rebelión en una granja donde los hay estudiantes y trabajadores. Seré entonces una super mujer con el poder de división física que me piden, multiplicaré las horas del día, no añoraré el tiempo libre y dejaré de tener vida social. Lo haré así porque no quiero dejar de luchar por mi futuro. Lo haré porque sin dinero no como. Y no me quejo, para nada.

sábado, 12 de junio de 2010

Mala pata

Mª Jesús Serrano Narváez

Así podemos definir la primera pisada con que muchos alumnos/as nos encontramos a la hora de acceder al campus de la
U.P.V. , y no es que carezca de asfalto, sino que las nuevas paradas de autobuses no han sido diseñadas para un lugar que se caracteriza por sus contínuas precipitaciones. Resulta llamativo, ya que unas breves líneas trazadas con brocha y acuarela son suficientes para delimitar las distintas paradas que componen el servicio de transporte del campus, un diseño rápido y económico, sí, pero que no han tenido en cuenta si quiera el hacer coincidir los emplazamientos de bajada de los urbanos con esas baldosas perforadas que adornan sobre la maleza a modo de parabarros. "He empezado con mal pie", podríamos pensar ese día que llueve a cantaros, llegas tarde, bajas corriendo y ¡zas!, tu zapato negro adquiere un tono terrizo.

...acomodado silencio...

Ana García Echevarría

¿Hasta cuándo puede una persona tolerar las injusticias del ser humano? Posiblemente, hasta que su propio vaso de desborde. Hemos crecido en la posguerra que nos dejó la lucha por las libertades y derechos que todo individuo merece en la única vida que ha de vivir. Pero no estamos acostumbrados a la memoria histórica. Volver la vista atrás es algo selectivo, puntual, por conveniencia. La injusticia sigue latiendo en el sistema motor de esta sociedad y “donde hay poca justicia, es un peligro tener razón”, lo dijo Quevedo. La palabra tiene el mismo impacto que un puñetazo en la cara y, en base a eso, las dos opciones de respuesta parecen ser válidas. La agresión física, entre los que transitamos por este mundo, ha llegado a ser algo tan rutinario como amoral. Y, ¿qué hacemos como sociedad? Prácticamente nada. Ni siquiera podemos respaldarnos en su antónimo ‘justicia’. Sin embargo, nos avala un pasado de voces. Luchas de palabra que se envalentonaron a gritar que nos estábamos equivocando. Y en recuerdo a los que un día hablaron, hoy me da por hablar. Martin Luther King desarrolló una labor crucial en Estados Unidos al frente del Movimiento por los derechos civiles para los afroamericanos. Su guerra estaba encaminada a terminar con la segregación y discriminación racial a través de medios no violentos. Lo asesinaron cuando se preparaba para liderar una manifestación en Memphis. Fue él quien dijo, “la verdadera tragedia de los pueblos no consiste en el grito de un gobierno autoritario, sino en el silencio de la gente”. Creo en la no violencia, creo en las personas y quiero creer que aún podemos hacer algo por este desastre que hemos fecundado, llevado dentro y parido. Permitir una injusticia solo abrirá camino a las que le seguirán. Víctimas y verdugos podremos presumir de revolución a nuestra manera, pero, haciendo uso de una cita adjudicada al Che, la cualidad más linda de un revolucionario es ser capaz de sentir, en lo más hondo, cualquier injusticia cometida, contra cualquiera y en cualquier parte del mundo. Podemos quejarnos constantemente por todo pero no se hasta qué punto sirve para algo, en una sociedad donde la responsabilidad y la culpa se delegan en otros sin pudor. Así pues, la revolución que necesitamos como sociedad ha de surgir de los sentimientos violados por nuestras propias maldades. Hablar por derecho, hablar con principios, hablar con ética, denunciar lo denunciable y demostrar que, si el cambio está en nuestras manos, nuestras manos moldearan el barro que hoy sigue ensuciando esta existencia. Hagamos uso de las palabras con las que Barack Obama se ganó a un país, por si podemos terminar ganando algo.

viernes, 11 de junio de 2010

Quejarse de vicio

María Jesús Serrano Narváez

Mi primera entrada es, como no podía ser de otra manera, y como han expresado ya en otras ocasiones el resto de compañeras y compañeros; el quejarme de la obligación de tener que quejarme tre veces por semana, ahora que están los últimos exámenes y que ha concluido el curso. Aunque también podría haberlo hecho durante éste, claro.
Pues eso, a falta de inspiración para la escritura y pululando por mi cabeza conceptos relacionados con el derecho de la información, una se pregunta cómo puede rellenar estas líneas que he escribir, aunque temas por los que quejarse no falten. Pues va relacionado con los contenidos de esta asignatura, ya que este uno por ciento de la nota me hubiera gustado mucho si mi afición se declinara por las nuevas tecnologías, las redes sociales, los chateos, los foreos y demás, pero como no es el caso, pues ahí va esta entrada tan laxa.

Insolidaridad a 8000 metros

NATXO UGARTE BARAKALDO

El montañismo en el norte de España es más que un hobbie, más que un deporte. Es una cultura. Tradicionalmente, el pueblo vasco en particular y las regiones que comparten la cornisa cantábrica en general, han sufrido una fuerte atracción por el alpinismo y han engendrado a una gran camada de escaladores profesionales. Juanito Oiarzabal, Edurne Pasaban, Juanjo San Sebastián o Jorge Egocheaga son algunos de ellos. Esta adicción por las alturas se debe -según ellos- a la fraternidad y solidaridad que se mezclan en una situación límite donde la muerte forma parte del juego. Y la vida humana está tan expuesta a la benevolencia de la montaña, que raro es el alpinista profesional que no ha visto morir a algún compañero y que se ve obligado a abandonarlo en plena montaña por la imposibilidad de descender con él a cuestas. Es por ello que esta pasión por las montañas se convierte a menudo en un amor que mata.

Para hacernos una idea, a fecha de hoy, hay más de 40 cadáveres dealpinistas en los últimos 800 metros del Everest (y eso que la montaña más alta del planeta no es la más peligrosa). Muchos de estos escaladores perecidos forman parte de un macabro atrezzo de camino al Techo del Mundo, ya que se encuentran en la misma ruta de escalada por la que pasan los escaladores. Uno de los cadáveres más conocidos es "el saludador", a quien la muerte dejó un gesto de bienvenida (foto 1). Otro es el de la japonesa Shiroko Ota (foto 2), quien aún cuelga de la cuerda que debió ayudarle en el descenso. Y otro el de Peter Broadman, quien perdió la fuerzas en pleno descenso en 1982, y comunicó al Campamento Base que se quedaba "allí para siempre, disfrutando del paisaje". Tal y como le encontraron diez años después (foto 3). Esos cuerpos nadie los retira. La falta de oxígeno lo convierte en un verdadero problema, y pocos están dispuestos a asumir ese riesgo.


Uno de los casos más sonados fue el de David Sharp, quien se detuvo para tratar de reponerse. Sharp era ya otra figura más de este necrológico Belén, pero él no lo sabía. Hasta 40 alpinistas pasaron por su lado mientras agonizaba. El neozelandés Mark Inglis se acercó a ayudarle pero ya era tarde. Sharp había muerto por falta de oxígeno sin que ninguno de los muchos escaladores que pasaron a su lado moviera un dedo por ayudarle. Alguien que pasaba por allí grabó un vídeo, que pronto emitirá el Discovery Channel, en el que Sharp explica que se está muriendo. “Mi nombre es David Sharp –repite el muchacho– estoy subiendo con asiáticos y solo tengo ganas de dormir".
::VÍDEO::
HISTORIA DE LA MUERTE DE DAVD SHARP (INGLÉS)

La muerte de Sharp habría sido fácilmente evitable y ha conseguido sacar de sus casillas a los mejores alpinistas del mundo. Escaladores de la talla de Edmund Hillary critican duramente las expediciones comerciales que han tomado el campo base del Everest y "que sólo se preocupan de subir a sus clientes sin importarles si se dejan a alguien en el camino".Su cuerpo sigue allí arriba, junto a una roca a unos 8.000 metros de altura, justo en el límite de lo que se conoce como 'la zona de la muerte'.

El milagro de Lincoln Hall
Otro de los escándalos fue el fallecimiento virtual del australiano Lincoln Hall -El Muerto Viviente del Everest, como le bautizó la prensa inglesa-. Lincoln sufrió un ataque tras hollar la cima y afrontaba serias alucinaciones. Tras dos horas sin signos de vida, y en medio de una intensa tormenta que se desató, fue dado por muerto y abandonado a 8.700 metros por orden expresa del jefe de la expedición, que exigió a los sherpas retroceder al campo 3, ya que ellos mismos corrían serio peligro por falta de oxígeno y ceguera. Cuando llegaron al campamento se comunicaba a la prensa el fallecimiento de su compañero.
Sin embargo, a la mañana siguiente sucedió el milagro. Un equipo estadounidense liderado por Dan Mazur encontró con el cuerpo de Lincoln a 8.700. Estaba sentado, cabizbajo, con la piernas cruzadas, sin guantes, con el mono bajado hasta la cintura y el torso desnudo. No tenía ni gorro, ni gafas, ni mascara de oxigeno, ni botellas, ni saco de dormir, ni mantas, ni cantinplora de agua. Al llegar a su altura, Lincoln de repente levantó la cabeza y espetó “les sorprenderá verme por aquí”. Sin tiempo que perder, Mazur se comunicó con el Campo Base: "Lincoln ha sobrevivido a una noche al raso a 8.700 metros, sin oxígeno, sin agua, sin ropa de abrigo, y tiene un posible edema cerebral". Y ahí sí hubo reacción y surgió la solidaridad. Hall fue rescatado para contarle a su esposa que tenía "cuerda para rato".

Mazur tomó esta foto de Hall poco después de encontrarlo cerca de la cima. Alucinando, sonreía a pesar de estar al borde de perder todos los dedos de pies y manos.


De hecho, la impresionante resistencia de Hall deja sin respuesta una serie de cuestiones inquietantes. ¿Y si algunos de los fallecidos en el Everest no hubiesen muerto tan rápidamente como se pensó? ¿Y si algunos que fueron ignorados por otros a lo largo de estos años, no estaban del todo perdidos.

Lo que queda claro es que los ejemplos de solidaridad que dieron las expediciones de Tolo Calafat hace más de un mes, la de Iñaki Ochoa de Olza en 2008 y la de Atxo Apellaniz en 1994, están cada vez más fuera de moda.
::AUDIO::
HISTORIA DE LA MUERTE DE ATXO APELLANIZ
::VÍDEO::
HISTORIA DE LA MUERTE DE IÑAKI OCHOA DE OLZA