domingo, 9 de mayo de 2010

Todo por un cartucho de tinta

Beatriz Sánchez-Serrano

Tras varias semanas sin tinta en mi queridísima impresora, decidí que ya era hora de comprarla, por una parte por la presión de mis padres y por otra por la cercanía de los exámenes.
Fue el lunes por la mañana cuando fui a la tienda donde compré la impresora y el dependiente me dijo que necesitaba exactamente el nombre de la impresora,entonces fui a casa apunté el nombre en un papel y baje a la tienda a comprar el cartucho.Cuando llegue había una cola en la que estuve esperando una hora.Tras esperar llegó mi turno y el dependiente me dijo que necesitaba también el número del cartucho anterior.Mientras mi paciencia se iba agotando fui a casa de nuevo y volví con el cartucho que se me había acabado a la tienda para que me diesen uno idéntico.¿Cuál fue mi sorpresa cuando llegue a casa con mi nuevo cartucho y lo puse?Pues que no era el mismo que yo le había dicho.De nuevo acudí por cuarta vez al tienda y le dije que no era ese,y me dijo que era el mismo que yo le había dado, tras una pequeña discusión, el compañero del que me estaba atendiendo se introdujo en la conversación y me dio la razón a mi, ya que el chico que me vendió el cartucho se había confundido de número y en vez de decirme que no tenía, pensó que también era compatible, y encima me dice que yo me tenía que haber dado cuenta antes de comprarlo.
Finalmente he conseguido mi cartucho de tinta y sólo espero que dure mucho tiempo, porque necesito recuperarme antes de regresar al infierno de los cartuchos de tinta.

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