martes, 20 de abril de 2010

Miradas que espantan

Lara Espino Rodríguez
Hoy mi queja a dirigida a todas esas personas que trabajan como dependientes y dependientas en las tiendas de cosméticos, supermercados, tiendas de ropa, lencería, zapaterías, bazares chinos y no chinos...en fin...a todos los que trabajan por salvaguardar la seguridad de sus productos ante manos que por arte de magia hacen desaparecer las cosas de sus baldas y respectivos huecos y cajones. Esas personas que, nada más entras por las puertas de su establecimiento o del establecimiento en el que dejan horas de sudos y aburrimiento, clavan sus miradas en tu cara cual flecha de indio y hacen que tu estancia en el mismo no sea del todo tranquila y agradable. ¿Por qué tienen tanta manía algunos dependientes y dependientas de tratarte como si les fueras a robar? La verdad es que esta incógnita solo nos la podrían revelar ellos y ellas, una ingógnita curiosa que, sólo por educación, no preguntamos en el momento en los que sin disimulo se nos quedan mirando con cara de tontos mientras a nosotros solo nos apetece tirarles a la cara lo que tenemos en la mano, bien sea un pintauñas, un esponja de baño, una balleta o ese sin fin de cosas que podemos adquirir y contemplar en sitios a los que ya he hecho mención anteriormente. Todo ello, claro está, a modo de queja directa ante su actitud apestosa.
Como en la mayoría de los casos se acaba generalizando y no siempre ocurren estas cosas, pero una de dos, o son las miradas que espantan o los ¿quiere que le ayude en algo?...una pregunta que aunque amable y obligada retumba en nuestros oídos e inmediatamente obliga a nuestra mente desesperada a pensar en lo siguiente: "¡Pero Dios mío...si yo solo quería que me dejasen comprar tranquilo!..."

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