domingo, 7 de marzo de 2010

Con música de fondo...

Sandra Iglesias Bermejo
Cada día en la UPV resulta una odisea, se me escapa de la memoria cuanto tiempo llevan las dichosas obras que nunca llegan a su fin. Todo está pensado para la mejora y satisfacción del alumno pude escuchar a su comienzo...El otro día en clase, presos del ruido comenzamos a oir lo que se asemejaba a un pequeño taladro que terminó siendo nuestro hilo musical que le robo el protagonismo a nuestro profesor. Despúes de más de 20 minutos de insoportable ruido y de la búsqueda sin éxito de aquel simpático obrero que tenía tantas ganas de trabajar, el profesor se dirigio a la calle en busca de un poco de paz que de nada sirvió porque el amable trabajador le dijo que no podia dejar de hacer su trabajo y como si tratase de un venganza cogió lo que a mi parecer era un gran taladro, pues el ruido era similar al de un terremoto. Y mi pregunta es ¿si la universidad mira tanto por el alumno como concibe la impartación de clases justo al lado de tanta jauría de fondo? ¿No sería comprensible un cambio de lugar con el fin de evitar tanta interrupción? Sin lugar se trata de otro misterio más por resolver.

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