sábado, 6 de marzo de 2010


Aparcar sí, pero pagando

Samira Hidalgo Fernández

En los tiempos que corren la tarea de aparcar se ha convertido en una odisea. Esta acción, cobra aún más dificultad en Castro Urdiales, donde resido desde hace mes y medio. Nada más llegar, me llamó la atención que cerca del 90% de las plazas de aparcamiento perteneciesen a la OCA, lo que aquí es la OTA, y por tanto hubiese que pagar. Sin embargo, parecía que había tenido suerte ya que en la calle donde resido, Leonardo Rucabado, se encuentraba un "amago" de parking gratuito.

Tras varios días dejando mi coche en este aparcamiento, decidí que la salud de mi coche agradecería que me gastase algunos euros. Y es que, al margen de la basura, árboles y rocas de las que hace gala este famoso parking, lo que verdaderamente llama la atención son los espectaculares boquetes que se encuentran a lo largo de estos metros de arena y tierra. Como si de grandes piscinas vacias se tratasen, estos boquetes se cruzan en el camino de todos conductor que osa adentrarse en este lugar llamado parking.

Puedo llegar a entender que en una localidad como Castro haya que pagar por aparcar en casi todos los lugares. Sin embargo, lo que me parece incomprensible es que para unas cuantas plazas que están libres de pago las tengan en unas condiciones tan pésimas que de una u otra forma te invitan a sacar los euros de la cartera y diridirte a la máquina de la OCA.

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