María García.
Cada día me gusta menos ir al cine. No sólo por el precio que tiene la entrada, que cada vez es mas caro, si no porque encima de que pagas tienes que aguantar todo tipo de "tonterías". Cuando voy al cine, me gusta llegar a tiempo, unos 5 o 10 minutos antes de que empiece la película. Pero siempre hay alguno que llega tarde, no sabe dónde sentarse y se pone a preguntar por la fila "tal" y el asiento "cual", luego hace levantarse a todo el mundo, y por fin, se sienta. Conclusión: varias personas se han perdido parte del comienzo de la película, que suele ser importante comprender, gracias a la impuntualidad y el poco respeto de algunos individuos. Este no es el único problema de las salas de cine. Algo que me fastidia mucho es que la gente hable mientras ve la película. Desde el que comenta cada detalle con su acompañante, hasta la cuadrilla de chavalillos que hacen todo tipo de gracias y comentarios inapropiados para el momento. El que quiera hablar, que se quede en su casa, o que entre a una cafetería y se tome un café, que probablemente le salga más barato y de esta forma nos haga un favor a todos.
Cada día me gusta menos ir al cine. No sólo por el precio que tiene la entrada, que cada vez es mas caro, si no porque encima de que pagas tienes que aguantar todo tipo de "tonterías". Cuando voy al cine, me gusta llegar a tiempo, unos 5 o 10 minutos antes de que empiece la película. Pero siempre hay alguno que llega tarde, no sabe dónde sentarse y se pone a preguntar por la fila "tal" y el asiento "cual", luego hace levantarse a todo el mundo, y por fin, se sienta. Conclusión: varias personas se han perdido parte del comienzo de la película, que suele ser importante comprender, gracias a la impuntualidad y el poco respeto de algunos individuos. Este no es el único problema de las salas de cine. Algo que me fastidia mucho es que la gente hable mientras ve la película. Desde el que comenta cada detalle con su acompañante, hasta la cuadrilla de chavalillos que hacen todo tipo de gracias y comentarios inapropiados para el momento. El que quiera hablar, que se quede en su casa, o que entre a una cafetería y se tome un café, que probablemente le salga más barato y de esta forma nos haga un favor a todos.
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