En los últimos meses estamos asistiendo a una nueva subida de los combustibles realmente desaforada. No hace ni medio año, el depósito de cualquier utilitario se podía llenar perfectamente con 50 €, incluso de diesel "ecológico".
Sin embargo, ahora mismo, con el litro a más de un euro (Y lo que queda por subir), uno tiene que pensarse más de dos y tres veces pasar por la gasolinera. Y lo peor es cuando, una vez pagados los 30 euros, te montas, das al contacto y te das cuenta de que la aguja marca algo más de medio depósito, cuando no hace tanto llegabas perfectamente a los tres cuartos.
La verdad no sé quién es responsable de tal subida de precios, pero de lo que sí estoy seguro es de que éste no es el mejor momento para que se dispare el precio, del cual el 25% o más son impuestos. En un momento de teórico comienzo de recuperación económica, y con los combustibles como elemento fundamental para que se pueda activar el comercio, se debería plantear, si no es posible una congelación de los precios, una disminución en la carga fiscal en función de la subida del precio del barril.
Tal vez no sea una medida muy popular o ecológica, pero es que, si los precios vuelven al 1.30 de hace dos años, los efectos sobre el crecimiento pueden ser realmente importantes. Y ya estamos lo suficientemente apretados como para que nos tiren más piedras.
Sin embargo, ahora mismo, con el litro a más de un euro (Y lo que queda por subir), uno tiene que pensarse más de dos y tres veces pasar por la gasolinera. Y lo peor es cuando, una vez pagados los 30 euros, te montas, das al contacto y te das cuenta de que la aguja marca algo más de medio depósito, cuando no hace tanto llegabas perfectamente a los tres cuartos.
La verdad no sé quién es responsable de tal subida de precios, pero de lo que sí estoy seguro es de que éste no es el mejor momento para que se dispare el precio, del cual el 25% o más son impuestos. En un momento de teórico comienzo de recuperación económica, y con los combustibles como elemento fundamental para que se pueda activar el comercio, se debería plantear, si no es posible una congelación de los precios, una disminución en la carga fiscal en función de la subida del precio del barril.
Tal vez no sea una medida muy popular o ecológica, pero es que, si los precios vuelven al 1.30 de hace dos años, los efectos sobre el crecimiento pueden ser realmente importantes. Y ya estamos lo suficientemente apretados como para que nos tiren más piedras.
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