Goiuri Arroyo Orbea
Compras los billetes de avión para irte de vacaciones y empiezan los problemas. Las compañías aéreas cada vez nos lo ponen más difícil para viajar. Tengo la sensación de que esto de los vuelos de bajo coste es una especie de cebo para enganchar a los viajeros, porque a la hora de la verdad te hacen pagar por todo y el billete acaba saliéndote un ojo de la cara. Resulta que decides no facturar tu maleta porque el precio del billete se incrementa en 20 euros por trayecto, y eso en época de crisis para una familia de tres componentes supone un dineral. Antes recuerdo que las maletas iban incluidas en el precio, ahora, sin embargo, se pagan a parte, lo que es un absurdo, porque todo el que vaya a viajar fuera, aunque sólo sea para pasar un par de días necesita llevar maleta. Al parecer esto de cobrar por cada maleta no es algo muy legal y si mal no recuerdo hay algunas compañías pendientes de juicio por éste mismo tema.
El caso es que decides no facturar y meter todas las pertenencias necesarias en el equipaje de mano. Las medidas para cada una de las compañías varia, lo que es otro absurdo, puesto que no podemos tener una maleta de mano para cada compañía.
El tema es que en mi caso el equipaje de mano no puede exceder las siguientes medidas: 55 de alto por 40 de ancho por 20 de profundidad y un máximo de 10 Kg. de peso. Coges el metro, te acercas a tu maleta y la mides convencida de que no excederá las medidas puesto que la compraste el verano pasado y entonces sí era válida. Sin embargo, empiezas a medir y te sorprende descubrir o bien que tu maleta ha crecido unos centímetros o bien que las medidas han cambiado. Efectivamente, las medidas han vuelto a cambiar y tu maleta no sirve por unos centímetros. Te acercas a la tienda de maletas y le pides una con las medidas actuales, la de la tienda se sorprende y te saca una maleta exactamente igual a la que ya tienes. La mide y te dice que efectivamente excede por poco lo permitido y que no tienen en la tienda maletas más pequeñas, que existe una inferior a esa, pero que en ella a penas cabe el cepillo de diente. ¿Qué haces? Pues en mi caso jugármela. Llevaré la maleta que tengo en casa y que sea lo que tenga que ser. Además si decides facturar la maleta el coste es de 20 euros por trayecto como ya he comentado antes y si decides no hacerlo y en la puerta de embarque te dicen que la maleta no es apta para subir a cabina el coste se incrementa en 10 euros, así que lo que en el mostrador de facturación costaba 20 en el mostrador de embarque costará 30.
Pero las maletas no son lo único por lo que te cobran. A la compra del billete hay que sumarle los gastos de emisión o de gestión, un absurdo más, ya que tú como comprador has hecho todos los trámites a través de la red y has impreso los billetes en tu propia impresora, así que no me queda muy claro qué gastos de gestión o de emisión tienen ellos.
Además, ese todavía no será el precio final ya que si no quieres acabar sentado junto a la taza del baño o acabar toda la familia desperdigada por el avión, es necesario elegir asiento y cada asiento tiene un precio que oscila entre los 2 y los 20 euros en función del tamaño o la colocación del mismo en el avión. Un suma y sigue que acabamos pagando y que creo que es motivo de queja.
Se suponía que con esto de la red las compañías ahorraban dinero y por eso podían ofrecer los billetes a un precio más económico, pero el caso es que de eso nada. ¿Imaginas comprar un billete de autobús y que te obligasen a pagar a parte el asiento o la maleta? impensable ¿verdad? De hecho, si así fuera es probable que los usuarios montaran en cólera. Entonces ¿Cuál es la diferencia con el avión? ¿No es acaso un transporte, igual que el autobús sólo que en lugar de viajar por tierra lo hace por el aire?
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