Andrea González Martín
Ayer acudí, por motivos de trabajo, a la Fiesta de la Rosa del PSE-EE en el BEC, en Barakaldo. La verdad es que nunca había acudido a un acto de tal magnitud, donde la mayoría de los asistentes eran personas de la tercera edad que acudían por la sencilla razón de que comían y bebían de forma gratuita. Pero no era sólo ésta la razón por la que decidieron ceder uno de sus domingos tranquilos a escuchar atentamente las palabras de sus líderes; la razón principal era que el mismísimo Presidente del Gobierno, José Luis Rodríquez Zapatero, venía a la fiesta de los socialistas de Euskadi para celebrar el primer año en el Gobierno Vasco de Patxi López y su comitiva.
¿Cuál fue la sorpresa? Que la gran mayoría de los que estábamos allí nos enteramos de este cambio a última hora en el mismo pabellón 6, lugar donde se celebró el acto. ¿La excusa para no acudir? Zapatero viajaba a Barcelona a visitar al Rey tras su operación de un nódulo pulmonar benigno. Pocos han entrado a valorar este suceso pero yo sí que lo voy a hacer. Me parece bochornoso que el Presidente del Gobierno cambie sus planes a última hora de la noche por visitar a Don Juan Carlos, cuando éste no corría ningún peligro, pues como decía en líneas anteriores, se trataba de un nódulo benigno.
¿El resultado? Dejar con el culo al aire al lehendakari y dejar tiradas a las más o menos 20.000 personas que acudieron con toda su ilusión a escuchar lo que su presidente les tenía que decir. Por no hablar de los periodistas, que estuvimos allí para grabar o transcribir sus declaraciones y no pudimos hacer bien nuestro trabajo. Una metedura de pata más de Zapatero que no tuvo respuesta explícita por parte de los socialistas vascos, pero cuyo malestar se respiraba en el recinto, cuando en ningún momento del acto se le nombró.
Ayer acudí, por motivos de trabajo, a la Fiesta de la Rosa del PSE-EE en el BEC, en Barakaldo. La verdad es que nunca había acudido a un acto de tal magnitud, donde la mayoría de los asistentes eran personas de la tercera edad que acudían por la sencilla razón de que comían y bebían de forma gratuita. Pero no era sólo ésta la razón por la que decidieron ceder uno de sus domingos tranquilos a escuchar atentamente las palabras de sus líderes; la razón principal era que el mismísimo Presidente del Gobierno, José Luis Rodríquez Zapatero, venía a la fiesta de los socialistas de Euskadi para celebrar el primer año en el Gobierno Vasco de Patxi López y su comitiva.
¿Cuál fue la sorpresa? Que la gran mayoría de los que estábamos allí nos enteramos de este cambio a última hora en el mismo pabellón 6, lugar donde se celebró el acto. ¿La excusa para no acudir? Zapatero viajaba a Barcelona a visitar al Rey tras su operación de un nódulo pulmonar benigno. Pocos han entrado a valorar este suceso pero yo sí que lo voy a hacer. Me parece bochornoso que el Presidente del Gobierno cambie sus planes a última hora de la noche por visitar a Don Juan Carlos, cuando éste no corría ningún peligro, pues como decía en líneas anteriores, se trataba de un nódulo benigno.
¿El resultado? Dejar con el culo al aire al lehendakari y dejar tiradas a las más o menos 20.000 personas que acudieron con toda su ilusión a escuchar lo que su presidente les tenía que decir. Por no hablar de los periodistas, que estuvimos allí para grabar o transcribir sus declaraciones y no pudimos hacer bien nuestro trabajo. Una metedura de pata más de Zapatero que no tuvo respuesta explícita por parte de los socialistas vascos, pero cuyo malestar se respiraba en el recinto, cuando en ningún momento del acto se le nombró.
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