Los vecinos del barrio Barakaldes de Arteagabeitia viven desde abril de 2004, año en el que el Bilbao Exhibition Center abrió sus puertas, un auténtico calvario. Si bien es cierto que Barakaldo siempre ha sido un municipio en el que resulta complicado aparcar, desde que se construyó la feria de muestras el aparcamiento se ha convertido en un verdadero problema para los barrios situados en las inmediaciones, sobretodo los fines de semana, días en los que generalmente se organizan los eventos de la feria.
Los responsables del BEC, no contentos con organizar multitudinarios conciertos capaces de atraer gente de todo el estado, son capaces de aglutinar en el mismo fin de semana la copa del rey de baloncesto y los exámenes de oposiciones, con el trastorno que ello conlleva para la tranquilidad del barrio.
Arteagabeitia ha pasado en unos años de ser un barrio tranquilo y familiar a convertirse en un parking y urinario público. Algunos fines de semana centenares de personas se agolpan en los bares situados en la calle Aragón, justo frente al BEC, ocasionando graves molestias a los vecinos que allí conviven pacíficamente de lunes a jueves. Es habitual ver peleas, gente orinando en cualquier esquina, incluso en las casetas del parque infantil situado frente al BEC, coches mal aparcados y decenas de vehículos dando vueltas con el único objetivo de aparcar lo más cerca posible del recinto y evitar así abonar el elevado coste del parking del mismo.
La situación se está volviendo cada vez más insostenible. Los vecinos se ven obligados a dedicar horas a la infructuosa búsqueda de aparcamiento y cuando por fin lo consiguen, no suele ser precisamente cerca de sus domicilios. Están hartos de llegar a casa el viernes, pasar más horas de las debidas dando vueltas con el coche para acabar aparcando en la otra punta de la ciudad y tener que volver andando a casa. Y eso no es lo único de lo que están hartos. Están cansados de aguantar el ruido de las marabuntas de personas al salir de un concierto, de un partido, a los borrachos en el bar de abajo y cansados de los cánticos regionales de los que algunos alardean a altas horas de la madrugada. ¡Y qué decir de las visitas oficiales! Si es el rey quien pretende visitar la feria, como en el caso de la final de la copa de baloncesto, todos los aparcamientos que rodean las viviendas más próximas al recinto son acordonados una semana antes para evitar atentados, las papeleras son precintadas y los contenedores desplazados a otras zonas, además se incrementa considerablemente la presencia policial y los helicópteros sobrevuelan la zona decenas de veces a lo largo del día. Los vecinos se plantean hasta qué punto les beneficia la presencia de la feria de muestras en la zona y han llegado a la conclusión de que por acudir a un par de eventos al año no les compensa aguantar tanto.
Tal vez si el parking de la feria fuera gratuito para los asistentes a la misma, el problema del aparcamiento se vería solucionado, pero en lugar de eso, todo el que aparque su vehículo en el interior de las instalaciones debe abonar una cantidad poco halagüeña para sus bolsillos en crisis.
Aunque bien es cierto que no todos están a disgusto con la feria, los hosteleros de la zona se muestran muy contentos a la par que beneficiados de con todos los eventos realizados en el BEC, claro que la gran mayoría no reside en la zona.
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