Kepa Rodríguez Alday
En la primera entrada que hice en este blog me quejaba, como muchas otras personas, de las obras. En concreto de que me sentía perseguido por ellas.
Pues bien, como reza el título de esta entrada, mis peores temores se han confirmado. El pasado lunes estaba durmiendo plácidamente cuando mi casa empezó a temblar, literalmente. Por lo visto los vecinos de arriba se han ido, y lo futuros inquilinos han decidido tirar tabiques, arrancar muebles y levantar suelos, todo ello aderezado con altas dosis de polvo (si fuera de polvos igual no me quejaba) e ir y venir de fornidos obreros de la construcción.
Parece que al final si voy a necesitar un psicólogo, ya que a parte de la manía persecutoria, la abundancia de obras a mi alrededor va a generarme insomnio, trastornos de la personalidad, bipolaridad, esquizofrenia y, posiblemente, alergia (no confundir con alegría).
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