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lunes, 10 de mayo de 2010

Poderoso dinero

Sandra Iglesias Bermejo
Reciéntemente he podido comprobar con mis propios ojos hasta donde llega a afectar la dichosa crisis dejandome sorprendida enormemente. Hace unos días iba acompañando a una amiga que está dispuesta a sacarse el carnet de conducir, a pedir información a diferentes autoescuelas. Los precios son relativamente variantes de unas a otras en cuanto al precio de matriculación. No obstante mi sorpresa viene cuando en una misma autoescuela son capaces de variar el precio dependiendo del momento en el que vayas. Mientras que a mi amiga le pedian 400 euros de matriculación, al día siguiente pude comprobar como a mí únicamente me exigian 300, una diferencia de 100 euros. Menudo fraude!! Cabe entender que los precios varíen de unas autoescuelas a otras pero que en una misma tambien sea así se sale de madre. ¿A dónde vamos a llegar? poderoso dinero que todo lo corrompes.

lunes, 3 de mayo de 2010

Ni caso a las rayas

Arianne Luis García
Resulta frustrante pasarte minutos y minutos en un paso de cebra esperando a que algún coche se digne a parar por fin, y poder cruzar la calle. La misma tónica se repite tramo tras tramo, día tras día.
A lo largo de un tramo de unos metros, como de casa al autobús, podemos encontrarnos por lo menos con la necesidad de cruzar dos o tres veces la carretera. Los semáforos son la mejor opción. Y estos nuevos en los que ponen los segundos te ayudan a que por lo menos así sepas cuanto tiempo te queda hasta poder cruzar. Aunque a veces se hace eterno, parece que los minutos duran el doble.
Pero los pasos de cebra acaban con los nervios de cualquiera. Al final, muchas veces hay que ponerse incluso en mitad de la carretera para que no les queden dos opciones, o te dejan pasar o te atropellan. Y en estas situaciones hay incluso conductores que son capaces de invadir el carril contrario con tal de no parar.
Aunque cuando somos nosotros los que vamos conduciendo también nos resulta un incordio tener que parar mil veces, parece que todos los transeúntes se ponen de acuerdo en querer cruzar la calle cuando pasas tú.

martes, 23 de marzo de 2010

Juguemos al Mario Kart

Egoitz Domingo Munduate

Es lo primero que me viene a la mente cuando entro con mi coche en nuestro campus. Primera norma no entrar en el parking de la entrada en días lluviosos, sino quieres que tu vehículo parezca que haya corrido una etapa del rally Paris-Dakar. Después, esquivar los hoyos que hay en el asfalto, (justo en la curva que da acceso al puente que une el fatídico parking con el aulario). Una vez superado el tramo, buscar aparcamiento. A la derecha en batería, resulta poco aconsejable (se que más de uno que se ha dejado el parachoques contra el bordillo) y a la izquierda en el parking cubierto imposible, siempre está ocupado. Continuamos y a la derecha en el parking nuevo (lugar más recomendable para aparcar), pero casualmente en los últimos días rodeado de material de obra y con camiones que debido a sus dimensiones son un riesgo debido a la estrechez del lugar (pasan demasiado cerca de los vehículos aparcados). Aún así ese es el lugar idóneo de estacionamiento. Pero tu coche sigue sin estar seguro. Y ahora muchos pensarán, ¿porqué?. Muchos dirán, “mujer al volante peligro constante”. Cada cual que piense lo que quiera, pero a mi los que me ponen nervioso son esos novatos que llevan la “L”. Recuerdo que el miércoles de la semana pasada una chica “que casualidad, con la L”, tardó más de 3 minutos en aparcar en batería, (lo lleva está claro si viviese en mi pueblo, cosa que dudo, su BMW serie 3 y su estilazo eran más de zona de “tener su aparcamiento“ que de nada). Pero claro, pensándolo bien en este caso se podría aplicar el dicho ese de, “nadie es perfecto”. Sea lo que sea, no se si mi entrada de blog servirá de mucho pero mis argumentos tengo para decir que entrar en nuestro campus con el coche es un fastidio.