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domingo, 21 de marzo de 2010

Feliz recaudación

Aitor Arambarri Alberdi

Imposible. Media hora dando vueltas y es imposible aparcar. El anónimo conductor piensa en la madre de los iluminados que han decidido que Real Sociedad y GBC jueguen a la misma hora. Gracias a esto, aparcar en Donostia el domingo al mediodía, tarea de por sí difícil, resulta imposible.

Pero bueno, que le vamos a hacer: en el deporte, como en casi todo, poderoso caballero es don dinero. Las televisiones largan la pasta, las televisiones deciden los horarios. Te resignas. Lo que sí es denunciable es la actuación de la Guardia Municipal, lamentable una vez más. La última vez que coincidieron futbol y en La Bella Easo, allá por otoño del 2009, se dice que las grúas trabajaron a destajo hasta llenar el depósito municipal. El cabreo del respetable, obviamente, fue monumental.

Pues bien, el domingo se vivió una situación parecida. La ciudad carece de la infraestructura de aparcamientos necesaria para acoger dos eventos de estas características simultáneamente, y las obras que afloran por doquier limitan aún más las plazas de estacionamiento. Pues bien, sería lógico que, teniendo todo esto en cuenta, los señores agentes hicieran la vista gorda durante el par de horas que dura la cosa. Pero nada. Filas enteras de coches aparcados en la acera con multazos de 90 euros. Feliz recaudación.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Dios salve a la AP-1

Aitor Arambarri Alberdi

Genial. Una década de obras para ofrecer al ciudadano 32 kilómetros de glorioso asfalto, 32 kilómetros que suponen incontables ventajas para vitorianos y giputxis en general. Un pasillo destinado a jubilar al Alto de Arlaban y dejar en manos de las hordas de turistas gabachos el puerto de Gatzaga. Qué decir del de Etxegarate. ¡Aleluya!

Quién la haya probado sabrá que el nuevo vial es la leche. Buena carretera, pocas curvas, multitud de túneles… y hasta tiene sus propias obras, elemento sin el cual no estaríamos hablando de una carretera vasca. El único pero está en el precio: algo caro, diríase. Quizás por eso la mayoría del tráfico siga prefiriendo el sinuoso alto de Etxegarate a tener que pasar por caja en la AP-1. O eso, o a los camioneros les gusta mucho más una carretera con curvas, por eso de la adrenalina al volante y tal… No sé, juzguen ustedes.

De todos modos, según lo explicado, tenemos una recién estrenada carretera de primer nivel infrautilizada a causa de su alto precio… o, según los políticos, a causa de que existen viales alternativos. Y nada mejor que instaurar peajes también en ellos. Brillante. También se podrían bajar las tasas de la AP-1… pero nada, eso no mola, no se lleva en Europa. No es moderno. De primeras, van a instalar un señor peaje en pleno alto de Etxegarate. Claro que, por otra parte, esta medida dará el espaldarazo definitivo a la industria peajera y fomentará el empleo y tal y cual… Pamplinas. Una nueva medida con la que sangrar al contribuyente. Ni más, ni menos.

miércoles, 3 de marzo de 2010

La maravillosa historia del palacio Basazabal

Aitor Arambarri Alberdi

Había una vez una vieja casa-torre de nombre “Basazabal”
que llevaba décadas abandonada. Este edificio lo situamos en pleno casco viejo de la villa gipuzkoana de Azpeitia. A mediados de los 80, la Diputación, dueña y señora de la hermosa casona, tuvo la maravillosa idea de transformar el torreón en un centro cultural, algo de lo que carecía por aquel entonces la muy noble y leal villa azpeitiarra. Para ello, ni cortos ni perezosos, los chicos de la “Dipu” y sus amigos del Ayuntamiento tiraron de talonario y la factura de la restauración terminó superando ampliamente los 50 millones. Todo sea por la cultura. Pero tan contentos estaban con la obra que la idea del centro cultural les debió de parecer ya algo secundario, y el histórico edificio volvió a sumirse en el olvido.
Y así quedó la cosa, hasta que 15 años más tarde, ya en 1999, algún avispado técnico del Ayuntamiento se fijó, de pasada, en que aquel edificio estaba muerto de risa y era necesario darle alguna utilidad. Tirando de hemeroteca, retomaron el maravilloso proyecto del centro de cultura y los obreros volvieron a profanar los antiguos muros del histórico palacio; los millones provenientes del erario público volvían a fluir, y el torreón volvía a la vida… Hasta que, terminada la obra, los chicos del Ayuntamiento decidieron que no, que aquel edificio no iba a ser suficiente para dar cabida a todas las inquietudes culturales de los muy cultos y culturizados ciudadanos azpeitiarras, y decidieron que una faraónica obra en plan “Guggenheim II” daría mejor respuesta a las necesidades de la villa. El barrio de Soreasu es aún hoy testigo de las monumentales obras de lo que, esperemos, será el futuro centro cultural de Azpeitia.

¿Y que hay del palacete de Basazabal? Pues nada, en el año 2007 el Ayuntamiento decidió que un hotel y una cafetería en las entrañas del edificio ayudarían a revitalizar el casco viejo, y ni cortos ni perezosos adquirieron el palacio a la Diputación a cambio de 229.000 euros de nada. Creo que el preguntarnos quién tasó un palacio del siglo XIV en tan irrisorio precio sería digno de otro post. Pero bueno, volviendo al tema, tal éxtasis les debió de producir la compra del edificio a los muchachos del Ayuntamiento, que volvieron olvidar dar cualquier tipo de utilidad al palacio; el cambio de partido en las elecciones del 2007 hizo el resto.
Y así, a quién se le ocurra acercarse por Azpeitia hoy, en pleno 2010, podrá admirar , entre otras cosas, el que es uno de los edificios más antiguos de la histórica villa gipuzkoana. Y, si el visitante es un poco despierto y un sutil observador, también percibirá que en el edifico no hay rastro ni de centros culturales, ni de cafeterías, ni de hoteles. Y parece que así seguirá.