Parece poco probable que alguien se pueda encaramar hasta esa altura y trastear con los cajetines de la luz. Pero también era poco probable que el Titanic se hundiera la noche de su botadura ¡y mira la que se armó!
Lo cierto es que no estaría de más que alguien se tomara la molestia de tapar ambos cajetines -sito en la calle Luis Petralanda de Basauri-, máxime cuando en las cercanías hay un colegio y por el riesgo que ello entraña.
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