Hoy me he indignado al descubrir que una de las maquinas con pantalla táctil de la biblioteca de la UPV estaba destrozada. Se nota que algún listo/a sin nada mejor que hacer le ha propinado un golpe y ha destrozado por completo a pantalla. Es triste que en una universidad como esta, en la que los servicios brillan un poco por su ausencia, se destroce lo poquito que se nos ofrece. Me indigna sobre todo porque me encanta la dichosa maquinita. En ella miro notas, juego al 3 en raya, participo en sorteos... ¡vamos, que le saco utilidad!.
Así sólo se consigue que la UPV nos ofrezca cada vez menos servicios, y la verdad, me parece normal. Somos universitarios no niños de preescolar. Dicen las malas lenguas que seguro que ha sido alguno/a que se ha indignado al ver las notas y claro... cada uno expresa la rabia como puede. Bromas aparte, invitaría a los estudiantes a cuidar los materiales, porque son de todos y nos fastidia a todos.
No hagamos en la universidad lo que no hacemos en nuetras casas, porque por lo menos para mí (aunque sólo sea por las horas que paso) es mi segunda casa.
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