miércoles, 30 de junio de 2010

La tecnología en el fútbol no es un avance

NATXO UGARTE BARAKALDO

A raíz de los fallos arbitrales en el presente Mundial de fútbol, mucho se está hablando de incluir tecnologías para resolver acertadamente las jugadas dudosas. Los métodos son incontables: GPS, radar, satélite, láser, videorrepeticiones, etecé! Demasiadas chorradas diría yo. La grandeza del fútbol no sólo se nutre de los fallos y aciertos de jugadores o entrenadores, sino también de las pifias arbitrales. Los errores arbitrales hacen aleatorio el resultado de cualquier partido. Elevan a la exponencia más polisémica aquella reflexión de 'fútbol is fútbol' que bien asintió el cosaco Vujadin Boskov.

Puede que este punto de vista no comulgue mucho con el futbolista, entrenador o aficionado, pero al periodista le sirve de filón para destilar líneas y líneas el día siguiente en su artículo (y lo digo como futbolista, entrenador, aficionado y sobre todo, como periodista). Pese a que la falta de tecnología arbitral haya echado a España de tres mundiales (en Mexico'86 con el gol de Michel; en USA'94 con el codazo de Tassoti a Luis Enrique, y en Corea y Japón'02 con los garrafales fallos de Al Ghandur), sin ellos nos quedaríamos sin qué hablar.

Rearbitrar un fallo arbitral, podría equipararse a repetir el fallo de un jugador hasta que marque gol. ¿Que un delantero s resbala en un panalti? No pasa nada, se analiza el tiro en el videomarcador, y se repite. ¿Que un defensa se tropieza en el despeje? No cunda el pánico. Videomarcador y esta vez patadón a la grada. Puede que yo tan sólo sea un romántico, pero por culpa por la tecnología arbitral, el quinto mágico del fútbol, Zinedine Zidane, no habría abandonado los terrenos de juego por la puerta de atrás, ya que su expulsion de la final del pasado Mundial fue rearbitrada por el cuarto trencilla gracias a la video repetición. Otro ejemplo es el gol no adjudicado a Lampard del otro día. La falta de recursos tecnológicos permitió a Alemania cobrarse la revancha histórica del no-gol de Hurst que dio el Mundial de 1966 a Inglaterra. El fútbol es perfectamente imperfecto, y como tal, así debe comportarse. Con todas sus consecuencias.

::VIDEO:: Gol de Lampard a Alemania (2010) y no-gol de Hurst a Alemania (1966)

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