Una broma de mal gusto

Aitor Arambarri Alberdi

Recortes en las pensiones, "tijeretazos", reformas financieras, cancelación de ayudas... Sí, parece que el país está en crisis. Aunque esta no golpea por igual a todos. Existen determinados limbos en nuestra sociedad que permanecen inalterables, invariables. Hablo del mundo del fútbol, donde en poco más de una semana hemos asistido a toda una exhibición de músculo económico por parte de los dos clubes "grandes" de nuestra liga. Hablo del desembolso de 40 millones hecho por el FC Barcelona para el fichaje de determinado jugador, y hablo del Real Madrid, que va a asignar esa misma cifra a un señor cuya labor será berrear desde el banco de la banda y tomar la trascendental decisión semanal para toda la humanidad de elegir a los once gilipollas que saldrán al cesped de Chamartín. Realmente impresionante.
Que vaya por delante que soy un fanático del fútbol, que me trago docenas de partidos y cada año recorro cientos de kilómetros siguiendo a mi equipo. Que no soy un antifútbol cualquiera, de estos que lanzan la tan manida frase "es absurdo esa obsesión por veintidós tíos corriendo detrás de un balón" y se quedan tan anchos con su supuesta superiodidad intelectual. Pero que me parece indignante todo esto. Me parece una burla, que se nos ríen a la cara. Que aquí siempre terminamos pringando los mismos, y que encima babeamos por los semidioses esos. Más aún viendo que los precios de las entradas siguen subiendo, que las cuotas de socio siguen inalterables y que la Comisión Antiviolencia te clava medio millón de las antiguas pesetas por entrar con la bota de vino al estadio. Ya está bien, sinvergüenzas.