Daniel Aguado
Existen muchos tipos de costumbres, desde el ramadán, hasta no comer carne de cerdo. Respeto todas ellas. Pero discrepo en el momento en el que tengo que cambiar mis propias costumbre por adaptarme a las demás y más siendo en mi casa. Todo esto viene porque hace unos días en el pueblo zamorano de toro, estaba sentado en un bar que tenia la terraza al pie de la carretera. Estábamos ablando sobre un partido disputado el día anterior cuando a lo lejos se aproximada las tradicionales procesiones de semana santa. Se armó un revuelvo impresionante pero según se acercaba el silencio aumentaba progresivamente. Nosotros no entendíamos nada y seguimos con nuestra conversación. A todo esto la procesión se acercaba cada vez más hasta que llegó a nuestra altura. En ese instante nosotros, ateos todos no paramos de hablar entonces salió el propio camarero del bar donde estábamos consumiendo y nos reprochó a base de gritos que nos calláramos y que fuéramos respetuosos con los demás. Entonces yo me pregunto ¿donde está el respeto hacia nosotros, cuando se nos está prohibiendo el derecho a hablar?
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