domingo, 11 de abril de 2010

Ambiente rural

Leticia Álvarez-Sala Villazón
Me gusta ir al campo, a un merendero o, como es el caso, a un lavadero, sobre todo cuando (por fin) sale el sol. También disfruto del entorno rural, los ríos, las fuentes naturales y de que los elementos urbanos no manchen las verdes vistas. Supongo que será mi mente inconformista, pero incluso en esas condiciones encuentro cosas por las que quejarme.
Hace años que paso las tardes en un lavadero de Deva, Gijón, que como veréis en la foto es el lugar perfecto para pasar el rato o hacer una parada, aparcar la bici y beber agua o refrescar los pies en el río. La fuente de agua natural que hay allí ha saciado a cientos de paseantes que paran a llenar sus botellas para el resto del camino desde siempre. Supongo que me parece lógico quejarme de que hasta ahora nadie pusiera un cartel de “agua no potable”.
Otra de las cosas que me molestan es que no haya papeleras por ninguna parte. Hace tiempo llegué a la conclusión de que era por no estropear el entorno rural, por mantener su aspecto natural, pero, ahora que ya han puesto una placa y una fuente de las que te encuentras por la calle, ¿cómo es que aún no veo papeleras? Sé que la solución es fácil, llevar una bolsa de basura, pero es algo que la gente no suele hacer y la solución más rápida es dejar las cosas allí, las bolsas, esas que no son biodegradables, las latas, las botellas, las cáscaras de las pipas, hasta los platos y cubiertos de plástico, y todo eso deja una imagen desalentadora. Sin mencionar que si llevas una bolsa, tendrás que meterla en el coche de vuelta a casa o cargar con ella todo el paseito hasta Gijón.
Una sola papelera, un lugar dónde tirar las pipas o los corchos si me bebo unas sidras.

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