viernes, 18 de junio de 2010

María Jesús Serrano Narváez

Al límite

Hoy me quejo del tiempo, y es que al parecer esta imagen se repite cada año. Todos cojemos las cámaras y observamos acongojados como la ría de Bilbao topa con los edificios que lindan. A pesar del período estival en el que nos encontramos, el mal tiempo no cesa y las lluvias torrenciales que han caído el miércoles en todo el Cantábrico hacen sospechar que todavía falta un tiempo para tomar el bronceado.
Muchas son las quejas de vecinos y comerciantes de la necesidad de encauzar el río, llamamientos de alarma de los medios de comunicación de cómo las olas del Nervión bañan el Arriaga y las entidades públicas advirtiendo de los posibles destrozos en coches, garajes o zonas bajas como el Casco Viejo. Tras varias horas de espectación todo vuelve a la normalidad, y vemos imágenes de como la señora vuelve a sacar a pasear a su perro en las laderas de la ría, pero es posible que algún día el río se desborde, como ya sucedió varias décadas atrás, por tanto sería buena iniciativa acometer de una vez las obras que impidan que estos pequeños desastres naturales se repitan en nuestras retinas cada año.

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