Lara Espino Rodríguez
Hoy mi queja va dirigida a todos y todas aquellos y aquellas que están haciendo del periodismo una verdadera basura. Basura de la que renegamos todos y todas aquellos y aquellas que realmente creemos en esta profesión y cuya responsabilidad informativa para con la sociedad es de un poder inmesno.
Un poder que hay que saber mantener, cuidar y salvaguardar en manos lavadas con jabón, que no persiguen otro fin que el de informar y elaborar información que nada tiene que ver con la manipulación y ocultación informativas.
No sé cuántas veces repetiré lo de "informar", "información", "informativo"... Pero es que de no hacerlo el texto tampoco tendría mucho sentido.
Después de todo, lo curioso es que ni el poder está en manos de quien corresponde, ni los que luchan por seguir creyendo en una profesión digna tienen lo que les pertenece como trabajadores (que también pertenecen al mundo de a pie) y defensores de una ética informativa y personal honrada y tan necesaria en esta profesión que en la mayoría de las ocasiones no gozan de sus derechos como tales, ni cuentan con el reconocimiento que merecen. Profesionales que no solo trabajan para manos NO lavadas con jabón, que lo único que están logrando es manchar esta profesión, manchas que al fin y al cabo se camuflan en mentira, dinero sucio, cinismo e hipocresía, si no que encima no pueden ejercer su profesión en libertad.
Precariedad laboral, sueldos mínimos, horas no pagadas, horarios excesivos, despidos desocontrolados, desvarolación profesional, entre otras son muchas de la razones por las que ha día de hoy me planteo el trabajar y el vivir de lo que tanto esfuerzo me ha costado.
Ni todos somos iguales, ni nos lavamos con la misma mierda.
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