lunes, 19 de abril de 2010

Segundos angustiosos

Jorge Cebrián Salvador
Generalmente cada semana que me siento a escribir, no sé de que quejarme. Pero el otro día subiendo en el ascensor de mi casa, me dí cuenta perfectamente de que sería la queja de esta semana.
No entiendo muchas cosas, una de ellas que nos toca vivir a todo el mundo, es el silencio incomodo que se produce cada vez que montas en el ascensor con un vecino. Estos segundos de tensión, me dan discordia, y lo último que se me ha pasado por el pensamiento es: “Hoy es el último día que cojo el ascensor, a partir de ahora subiré por las escaleras que seguro que así evito esos segundos tan incómodos, y encima hago deporte”.
Todos tenemos que reconocer que es muy incómodo ese espacio corto de tiempo en el cual te encuentras encerrado en un habitáculo de dos por dos con otra persona. Y te pueden ocurrir dos cosas:
Generalmente si a esa persona no la has visto en la vida, no surge la tensión, ya que como no la conoces ni de vista no hay mucho que contar, aunque es verdad, que esto ocurre muy rara vez.
El problema nace cuando en este espacio tan reducido te encuentras con un vecin@ el cual te conoce desde pequeño y tú lo sabes, y además, conoces medianamente su vida: sus hijos, su coche, su trabajo, quien es su esposa, etc. Es en este momento en el que una de las personas nada mas montar creo yo, tiene el deber de hablar de lo que sea, aunque siendo la más banal, pero hay que hablar. Se debe hablar ya que somos vecinos y seguramente coincidiremos más de una vez a la semana por el vecindario, y creo que este hecho ya es un estrecho vínculo de unión.
La conversación, a decir verdad, no importa, aunque se comente el tiempo de la semana, pero eso ya hace el viajecito más ameno y te hace ver a esa persona de forma más agradable.
Por eso, todos aquellos que lean mi queja me gustaría que me hiciesen caso porque empezarán de otra forma el día, mejor seguro. Y si no sabes que decir, te voy a dar algunas frasecillas para que digan los vecinos a la hora de la comida en sus casas: “Joer, el chic@ este del sexto, el hijo de fulanito y menganita, que maj@, que simpátic@”.
Frases: - ¿A qué piso va? (aunque ya lo sepas) (y le pulsas tu el botón)
- ¡Menudo día que hace hoy, e! Espero que mejore para ir a dar una vuelta con los amigos tranquilamente, sin paraguas ni nada.
- ¿A dar una vueltilla? (frase dirigida a gente mayor) ¡Hace bien! Aproveche que hoy el día es estupendo, ¡ya me gustaría a mí pero tengo clase! (con esta frase tienes conversación para el resto del camino).
- Hacía tiempo que no coincidíamos. ¿Como estas? (esta es una simple frase, pero si la otra persona es un poco espabilada se dará cuenta de tu simpatía y te dará que hablar durante el trayecto).

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