martes, 20 de abril de 2010

Lecciones de demagogia

Aitor Arambarri Alberdi

Asistimos estos días a uno de los debates más acalorados del siglo XXI, que seguramente supondrá un antes y un después en la Historia, una ruptura, un punto de inflexión en el devenir de la raza humana: ¿Puede la chavala de Pozuelo ir con velo a clase, o no? La nación se halla dividada, el lumpen colapsa las encuestas online y los tertulianos televisivos de sobremesa rezuman demagogia a tutiplén. Las posturas progresistas y modernas afloran por doquier, y una vez más nuestras adelantadas conciencias se disponen a pavonearse orgullosas ante las de los musulmanes, pobrecitos ellos, anclados aún en el Medievo.
Y digo yo, ¿quienes somos nosotros para juzgar a otras culturas? Nos hemos autoproclamado vanguardia moral de la raza humana, y creemos que esto nos da licencia para "iluminar" a los que no llegan a nuestra altura. Nosotros, la civilización de la cruz, los inventores de la guerra santa, los creadores de la Inquisición, los herederos de los que sometían continentes enteros a sangre y fuego en nombre de la fé. Hasta bien entrado el siglo pasado hemos intentado iluminar a medio mundo por la fuerza de las armas. Ahora, tras casi dos mil años de historia, nos hemos dado cuenta de que igual andabamos desencaminados, hemos visto la luz y, ahora sí, parece ser hemos alcanzado la excelencia moral y el súmum del progresismo. Nos seguimos dedicando a dar lecciones baratas a culturas diferentes a la nuestra, pero ahora lo hacemos de forma más sutil. Ahora usamos la demagogia.

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