domingo, 11 de abril de 2010

Al pan, pan y al vino, vino

Lara Espino Rodríguez
Ya hace tres meses y medio, aproximadamente, que comenzó el 2010 y hace tres meses y medio también que millones de personas repiten eso de "año nuevo vida nueva". Me gustaría hacer una reflexión acerca de esta frase, todo el mundo se propone cambiar algo en su vida que durante el año anterior o durante muchos años anteriores le ha hecho infeliz o le ha condicionado de una y mil formas, muchos lo consiguen y muchos (al parecer, la mayoría) no, pero aunque sin quererlo me esté yendo por lo cerros de húbeda la cuestión es la siguiente: ¿por qué todos los unos de enero desde hace no se sabe cuanto los precios de "cosas" suben sin que nadie sepa la razón?¿Curioso verdad? Esas a las que llamo "cosas", porque si no perdería demasiado tiempo en escribirlas todas, subieron 5 pesetas en su día, 10, 15...hoy lo hacen subiendo en forma de euro pero lo hacen. Así que mi reflexión propone un cambio irónico de esa frase tan conocida, un cambio pequeñito, que para nada desentona con el estilo de la misma, "!año nuevo, vida nueva y precios nuevos!" a la que como ya habéis visto he añadido un par de significativas exclamaciones.
No sé si esta subida de precios viene camuflada entre la alegría de la gente, que ha estado toda una noche celebrando el año nuevo y de esa forma apenas se den cuenta de que mañana día 2 y no festivo cuando vayan a comprar el pan paguen 5 céntimos más por toda la cara o cuál será la razón real, pero el caso es que creo que poca gente podrá descifrar el misterio.
Y es que el caso del pan, si lo pensáis detenidamente, es el más curioso a la par del más representativo de todo lo que os estoy contando. Este alimento tan básico en la dieta mediterránea y por el que muchos no comen si no está puesto en la mesa en el momento de sentarse a comer, cenar, merendar, etc, etc, etc va a provocar que un día paguemos por un barra de pan 3 euros y que nos llegue a parecer de lo más normal.
Al final pasará como en Venecia, poco a poco, cm a cm, o mejor dicho céntimo a céntimo en vez de ahogarnos con agua nos ahogaremos con miga o con gasolina o tabaco con las cucherías o con el hormigón de nuestro nuevo piso o con tantas cosas con las que como ya he dicho antes perdería demasiado tiempo en escribir.
A veces no es causa del comienzo de un nuevo año, que por lo menos es una buena escusa, barata pero buena, si no que encima este fenómeno tan extraño ocurre así, de repente, como quien no quiere la cosa, eso sí, siempre con la única intención de joder al prójimo.

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