sábado, 6 de marzo de 2010

Obras inútiles

Alan Behal Trueba

La UPV es un auténtico caos. Es sabido por todos los estudiantes, profesores u otras personas que visiten la universidad que lo que se hace en el centro no tiene ni pies ni cabeza. No sé ni por donde empezar pero si enumerase los fallos que se pueden encontrar tardaría siglos. Para empezar cuando vas corriendo a clase, al edificio reformado, está lloviendo y no tienes tiempo para ver si vas a pisar algúna baldosa defectuosa y llenarte de agua de arriba a abajo. Perfecto para empezar un día de clase pero no es el único defecto que te puede sacar de quicio. Tras empaparte entero y disponerte a entrar en las aulas de redacción electrónica II te das cuenta que tú salúd sigue en peligro. Entre el calor que desprenden por sí solos los ordenadores y la cantidad de alumnos que van a clase hace que se haga insoportable las horas que pasas en esas aulas. Lo curioso es que tras meses de obras, acaban de hacer unas aulas peores que las que existían anteriormente, donde no sufrías tanto calor en su interior.
Tras mojarte y morirte de calor, si te interesa ir a secretaría, tienes que seguir unos carteles propios de unos niños de preescolar e indignos de una universidad. Además de seguir esos carteles te das cuenta que la secretaría está escondida y como no, la ubicación de la nueva secretaría vuelve a ser peor que la anterior. Si además, te apetece ir a una tutoría deberás perderte en los laberintos de la primera planta del edificio reformado. Vamos, en definitiva unas obras inútiles y que por el momento poco mejoran a lo que había anteriormente.

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