Beatriz Sánchez-Serrano
Escribir en esta ocasión es una forma de desahogarme. Numerosas veces mi madre me ha comentado que en la cola del supermercado o de alguna tienda, siempre hay alguna señora mayor que se le cuela y siempre se excusa en que no le ven. Yo siempre le decía que era porque seguramente iría despistada o que no les decía nada, así que normal que siempre se le colasen. Pero, el otro día lo pude comprobar con mis propios ojos.
Escribir en esta ocasión es una forma de desahogarme. Numerosas veces mi madre me ha comentado que en la cola del supermercado o de alguna tienda, siempre hay alguna señora mayor que se le cuela y siempre se excusa en que no le ven. Yo siempre le decía que era porque seguramente iría despistada o que no les decía nada, así que normal que siempre se le colasen. Pero, el otro día lo pude comprobar con mis propios ojos.
Fui a los chinos a comprar y cogí directamente el artículo que buscaba, en cuanto lo cogí me puse a la cola, como cualquier persona normal. Pero de repente cuando le iba a pagar a la dependienta, oí una voz por detrás que le decía a la dependienta como se abría el marco de fotos que quería comprar. Mientras la cola se iba formando, la dependienta tras la insistencia continua de la señora, cogió el marco y le mostró como se abría. Yo tuve paciencia y espere, pero la señora, disimuladamente le dijo, son tres euros no? y sacó el monedero como si de una rápida urgencia se tratase, pero cuando la señora oyó mi réplica, sólo se le ocurrió decirme que no me había visto. Me entró la risa, pague y me fui. Que conste que la señora no pago antes que yo, pero en esos momentos entendí el enfado de mi madre cada vez que se le cuelan, debe de tener el poder de invisibilidad para que nunca le vean, porque sino...
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