Es lo primero que me viene a la mente cuando entro con mi coche en nuestro campus. Primera norma no entrar en el parking de la entrada en días lluviosos, sino quieres que tu vehículo parezca que haya corrido una etapa del rally Paris-Dakar. Después, esquivar los hoyos que hay en el asfalto, (justo en la curva que da acceso al puente que une el fatídico parking con el aulario). Una vez superado el tramo, buscar aparcamiento. A la derecha en batería, resulta poco aconsejable (se que más de uno que se ha dejado el parachoques contra el bordillo) y a la izquierda en el parking cubierto imposible, siempre está ocupado. Continuamos y a la derecha en el parking nuevo (lugar más recomendable para aparcar), pero casualmente en los últimos días rodeado de material de obra y con camiones que debido a sus dimensiones son un riesgo debido a la estrechez del lugar (pasan demasiado cerca de los vehículos aparcados). Aún así ese es el lugar idóneo de estacionamiento. Pero tu coche sigue sin estar seguro. Y ahora muchos pensarán, ¿porqué?. Muchos dirán, “mujer al volante peligro constante”. Cada cual que piense lo que quiera, pero a mi los que me ponen nervioso son esos novatos que llevan la “L”. Recuerdo que el miércoles de la semana pasada una chica “que casualidad, con la L”, tardó más de 3 minutos en aparcar en batería, (lo lleva está claro si viviese en mi pueblo, cosa que dudo, su BMW serie 3 y su estilazo eran más de zona de “tener su aparcamiento“ que de nada). Pero claro, pensándolo bien en este caso se podría aplicar el dicho ese de, “nadie es perfecto”. Sea lo que sea, no se si mi entrada de blog servirá de mucho pero mis argumentos tengo para decir que entrar en nuestro campus con el coche es un fastidio.
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