domingo, 21 de marzo de 2010

Cuando llega mi parada...

Maider Gamito
Seguro que no soy la única que ha sentido esa tensión cuando vas en un autobús de línea, y sabes que en breves momentos tienes que buscar un timbre para indicarle al chofer que te quieres bajar. Y yo me pregunto… ¿Porqué no tiene cada asiento su propio timbre? No entiendo. A lo mejor exagero, pero cuando el autobús va lleno de gente y ves que queda poco para tu parada, empiezas a ponerte nerviosa y miras al techo del bus buscando apurada el timbre más cercano.
Lo mejor de todo es cuando tu cara de angustia te delata ante el resto de pasajeros que se dan cuenta rápidamente de que quieres tocar el timbre pero que te pilla lejos. Te das entonces cuenta de que alguien que tiene el timbre encima de su cabeza, te ha mirado y crees que te hará el gran favor de tocarlo por ti, pero ves que tu parada cada vez está más cerca y que ese individuo/a no reacciona. Entonces te levantas de mala leche, recorres todo el pasillo del bus, y cuando por fin vas a pegar el dedo al timbre…. ¡TIN –TON! Alguien se te adelantó. Entonces te quedas con cara de gilipollas y piensas… ¡Con lo fácil que sería si cada asiento tuviera su botoncito!

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