Álvaro Bohórquez
Tras las vacaciones de verano, tocó volver a la uni. La vuelta traía buenos momentos, volver a ver a tus compañeros que no habías visto en meses, volver a coger los libros, cuadernos, etc, conocer a los nuevos profesores... El problema es que en esta vuelta a clase se han llevado una parte de nosotros. A pesar de que la gran mayoría de alumnos del grupo 16 de 2º de Periodismo sólo llevamos un año pululando por el campus universitario de Leioa ya habíamos cogido cariño a la cafetería grande. Ahora la han cerrado, a pesar de que nos dijeron que hasta final de este año no iba a pasar nada, la han cerrado.
A partir de este momento los alumnos que no queramos ir a clase, no vayamos a la biblioteca por hacer demasiado ruido o por cualquier otro motivo, no podremos ir a la cafetería. Sí, podéis decir que tenemos la otra, más allá del puente, sí es cierto. Pero es una cafetería que ningunea al turno de tarde, una cafetería que cierra a las 6, una cafetería que no tiene la cocina abierta por la tarde, una cafetería en la que no te sientes querido. La cafetería a la que tenemos que acudir desprecia a los alumnos del turno de tarde. Al parecer la universidad tenía algún plan mejor para la vetusta cafetería, pero si quitas algo, trata de subsanarlo de otro modo. Ahora en invierno, cuando el frío cale hasta los huesos, tengas que ir tapado hasta arriba ¿dónde nos vamos a meter los alumnos? ¿En una cafetería que no tiene calefacción?¿en la calle pasando frío?¿en clase? La verdad es que no tengo ni idea y al parecer al señor rector le importa más bien poco.
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